Pandemia del amarillismo


Miguel-Saquimux-2012

Hoy en día la mayoría de medios de comunicación se han dedicado a alimentar “esa vocación maledicente, escabrosa y frívola” del que ya goza la sociedad en su conjunto; es así como lo remarca el peruano Mario Vargas Llosa -Premio Nobel de Literatura 2010-, en su publicación denominada “La civilización del espectáculo”, que entre otras situaciones, advierte de la sed del consumidor por saber historias que calmen su curiosidad perversa en torno a ciertos temas o personajes.

Miguel Saquimux Contreras


Para el título de esta publicación se acuñó el concepto de pandemia, por la razón de que este es un fenómeno que se presenta a nivel global, en donde obviamente Guatemala no escapa de ello. Seguramente hemos sido testigos de cómo el amarillismo ha tomado una posición importante en la vida de los grandes conglomerados, incluso no sólo se hace esta práctica para entretener a las denominadas capas “bajas”, puesto que, la curiosidad del saber detalles relacionados con el amarillismo pareciera que es la naturaleza del humano.

    Da la impresión que la polémica es una demanda constante del consumidor, por lo mismo es que los programas de radio y televisión que gozan de una considerable audiencia, se dedican a crear discusiones estériles, en donde se abordan temas que no son de beneficio para la sociedad. En este mismo sentido, cabe afirmar que, existen programas de debate, los cuales si crean una sana controversia en torno al planteamiento de nuevas soluciones, constituyendo estos últimos un beneficio para las mayorías, misma que cada día se ve atropellada por la ola de sensacionalismos que se transmiten.

    Cuando se da una revisión a los medios escritos, sin temor a equivocarme, puedo afirmar que son pocos los que escapan del amarillismo, porque algunos poseen mayor dosis que otros, pero siempre cayendo de alguna manera en la vulgaridad que esto representa. Existen trabajos dignos de destacar, sobre todo cuando se practica el periodismo de investigación, como bien lo hacen contados medios escritos en el país, al destinar buena parte de sus recursos para cubrir este tipo de requerimientos que demandan los más exigentes lectores.

    Uno de los escenarios en el que puede hacer presencia todo lo relacionado con el tema que se está abordando, es el de la opinión pública, en donde existen también personajes que utilizan estos espacios para hacer detestables prácticas, haciendo la salvedad de que la opinión pública no sólo se refiere a los espacios que son cedidos en los medios escritos, sino que más bien incluyen, otros campos pagados en medios radiales y televisivos.

    Así podría seguirse enumerando una interminable lista de maneras, instituciones, medios y espacios en donde se publican perversas formas de apreciar los fenómenos que se presentan en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, el sólo hecho de indignarnos por la baja calidad de las publicaciones no es suficiente, puesto que, para revertir la situación es necesario hacer cambios de fondo, en donde los primeros llamados hacerlo es cada uno de nosotros; porque sólo en la medida que el lector exija temas de mayor nivel de seriedad, en esa medida se irá erradicando la civilización del entretenimiento vacío al que estamos hoy en día sometidos.