Dirigentes ultraortodoxos israelíes, los mismos que exigen recato extremo a las mujeres, a las que ni miran ni tocan, se preparan para recibir una visita muy especial. Pamela Anderson, la exuberante vigilante de la playa tiene previsto viajar a Israel la próxima semana y reunirse con parlamentarios ultrareligiosos, a los que tratará de arrancar los apoyos necesarios para aprobar la ley que prohíbe el comercio de pieles en Israel.
Los haredim, o temerosos de dios, como se conoce a los judíos ultraortodoxos se han convertido en el principal impedimento para sacar adelante una ley que pondría fin a la compraventa de pieles en el país. De no ser por ellos, la norma habría visto la luz sin demasiados problemas, sostienen los defensores de los animales.
Los abrigos de piel no se estilan en Israel. Este es un país en el que el verano tiende al infinito y en el que vestirse de etiqueta resulta mucho más exótico que acudir a una cena en playeras. Pero una prenda, el shtreimel, constituye la excepción en esta sociedad prácticamente libre de pieles. Los enormes gorros circulares que los judíos ultraortodoxos, generalmente casados, portan durante las festividades religiosas se fabrican con piel de zorro. La comunidad haredim, que en Israel ronda el 11% de la población, es conocida por la firmeza de sus posiciones y su asertividad a la hora de hacer oír sus demandas en la arena política.
Los legisladores que promovieron la ley que prohibiría el comercio de pieles, se dieron cuenta en seguida de que habían tocado hueso con el tema de los shtreimels. La ley se modificó y se introdujo una cláusula de excepción, que permite la fabricación e importación de shtreimels.
Pero tampoco fue suficiente. El pasado septiembre, cuando la senda legislativa parecía por fin despejada, los ultrareligiosos volvieron a rechazar la norma. Fue entonces, cuando los defensores de los derechos animales decidieron recurrir a la estrella de la televisión y del porno casero.
Pamela Anderson escribió una carta dirigida al ministro de Asuntos religiosos israelí, Yaakov Margi, del partido sefardí Shas para decirle que «espera que utilice su influencia para extender un mensaje de compasión hacia todos los seres vivos». En la misiva, la chica playboy también le decía al ministro que la manera en la que mueren los animales destinados al comercio de pieles quebranta los principios del judaísmo y que en ese punto «seguramente estará de acuerdo conmigo».