Palestinos temen salir perdiendo


Vista de la última conversación de paz entre israelí­es y palestinos en Campo David, con la intervención del entonces presidente Bill Clinton. FOTO LA HORA: AFP

Presionados por Washington, los dirigentes palestinos aceptaron negociar con Israel pese a no contar con el apoyo de su opinión pública, que, diez años después del fracaso de las negociaciones de Camp David, temen volver a salir perdiendo.


«Me preocupa que se haya tomado esta decisión sabiendo que no es lo que quiere la población», estima Hanan Ashraui, dirigente de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y ex miembro de la delegación palestina en anteriores negociaciones con Israel.

«Es la última posibilidad que tenemos, no habrá nunca más una dirección palestina más flexible que ésta», advierte.

Al igual que otros dirigentes de la OLP, Ashraui no participó en la reunión del comité ejecutivo de la organización que aprobó la invitación de Washington para reanudar las negociaciones directas entre Israel y los palestinos el jueves.

«De fracasar las negociaciones, se acusará a los más débiles de todos, es decir los palestinos, de ser responsables del fracaso», tal como ocurrió después de las conversaciones de Camp David II en julio del 2000, según Ashraui.

El entonces presidente estadounidense Bill Clinton habí­a organizado dicha cumbre entre el primer ministro israelí­ Ehud Barak y el lí­der palestino Yaser Arafat, a quien prometió que no se echarí­a la culpa a nadie de un eventual fracaso, pero esta promesa no se cumplió.

«Yo le habí­a dicho a Arafat Ve y si te da la impresión de haber caí­do en una trampa, márchate»», recuerda el multimillonario palestino Munib al Masri, quien acaba de fundar un movimiento polí­tico y participó en una conferencia contra estas nuevas negociaciones.

«No se lo voy a repetir a Abú Mazen (el presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abas). Me basta con haber quedado escarmentado en Oslo (1993) y Camp David», agrega.

Para Qadura Fares, joven responsable del Fatah, el partido que dirige la Autoridad, «la dirección palestina depende totalmente del proceso de paz, pero tendrí­a que tratar de decir que no, al menos una vez, para que el mundo entendiera».

«Estamos perdiendo tiempo, credibilidad y el apoyo de la población», lamenta este ex ministro.

Otra joven personalidad del partido, el ex diputado Hosam Jader, se resignó a participar en estas negociaciones porque «los dirigentes del Fatah y de Hamas hicieron añicos la unidad palestina y suspendieron la lucha armada», tras lo cual los palestinos no pueden ejercer presión alguna sobre Israel.

«Por lo menos, tendrí­amos que estar listos a recurrir a la Intifada («levantamiento»)», como ya ocurrió en dos oportunidades, estima.

Para Robert Malley, asesor de Clinton en la época de Camp David, el movimento palestino tení­a que elegir entre participar en conversaciones en las que no cree o no hacer nada.

«Abas va a negociar sin saber si representa a la población palestina en su conjunto. Arafat, al dudar o al aceptar ir a Camp David, encarnaba un consenso palestino», agrega.

No obstante, Estados Unidos está en mejor posición que hace 10 años, ya que «vio lo que pasó en el 2000».