PAKUNDA


Mario Gilberto González R.

Juan le dice a su fiel amigo que, durante dos noches consecutivas ha soñado que él es el predestinado por los dioses para ser el nuevo presidente de la República.

El amigo le aconseja que antes de lanzar su candidatura debe de hacer una prueba en un lugar donde no lo conozcan. Que ofrezca las mismas babosadas que todos ofrecen y así­ sabrá si cala su mensaje.

Se van a ífrica. El Jefe de la tribu les reúne a un buen número de habitantes. Cada negrito tiene una lanza en la mano derecha y se cubre con un taparrabo.

Antes de subir al estrado, recuerda el consejo del amigo: «Ofrece las mismas babosadas que todos ofrecen».

Principia. «Conciudadanos y sufrido pueblo mí­o. Soy el candidato enviado por los dioses para construir el hospital que tanto necesitan ustedes para mantenerse siempre sanos».

Los negritos marcialmente levantan en alto la lanza y al uní­sono dicen a viva voz: ¡Pakunda!

¡Caramba! Se dice el candidato. Le he pegado. Y sigue: «También les voy a construir inmediatamente la escuela para que sus hijos no sean analfabetas, sino personas cultas y profesionales distinguidos.

Los negritos vuelven a levantar la lanza y a pronunciar con voz fuerte: ¡Pakunda!

Y si eso fuera poco -prosigue el candidato- les voy a construir el mercado, un estadio y sobre todo a crear fuentes de trabajo con fábricas y empresas. Y en el primer mes de mi mandato, serán aumentados los sueldos para que se olviden de los préstamos y los fiados y tengan una vida digna y decorosa.

Los negritos vuelven a levantar la lanza con mucha energí­a y a vocear con más fuerza ¡Pakunda!

Y así­ siguió el candidato haciendo ofrecimientos y satisfecho porque veí­a en el gesto de los negritos, que sus ofertas eran emocionalmente aceptadas.

Al concluir su discurso el jefe de la tribu lo invitó a que conociera el establo donde tení­an el mejor ganado.

El candidato se levantó los ruedos del pantalón y empezó a dar saltos entre plasta y plasta. Cuando el jefe de la tribu lo vio dando saltos, le gritó: ¡Candidato!, ¡Cuidado con la Pakunda!