La comunidad internacional temía hoy que se produjeran epidemias entre los 20 millones de damnificados por las inundaciones en Pakistán, tras confirmarse un caso de cólera, mientras se esperaba para el domingo la visita del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Sin embargo, el clima comenzaba a calmarse y las autoridades indicaron que no se preveía ninguna nueva ola de inundaciones en los próximos días. «El nivel del agua baja poco a poco en los principales ríos», señaló Arif Mehmood, director de los servicios meteorológicos paquistaníes.
Entre tanto, el gobierno canceló las celebraciones del aniversario de la independencia paquistaní.
«Las inundaciones han afectado a 20 millones de personas y destruyeron cosechas y reservas de alimentos que costaban varios miles de millones de dólares, lo que representa una pérdida colosal para nuestra economía», señaló este sábado el primer ministro, Yusuf Raza Gilani, en un discurso a la nación.
«Hago un llamado a la comunidad internacional a extendernos una mano para luchar contra esta calamidad», añadió.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, era esperado en Pakistán el domingo, indicó un portavoz, y no el sábado como había anunciado el gobierno paquistaní.
«El secretario general llegará mañana para visitar personalmente las zonas afectadas y manifestar al gobierno y al pueblo paquistaní el apoyo de la ONU y de la comunidad internacional», indicó el portavoz de la ONU, Ishrat Rizvi.
La ONU lanzó un pedido de 460 millones de dólares para ayudar urgentemente a las víctimas, en particular las seis millones de personas «que necesitan una asistencia humanitaria inmediata», debido a que los fondos con los que contaba eran aún insuficientes para enfrentar la peor catástrofe natural en la historia de Pakistán.
Según la ONU, unas 1.600 personas murieron. Islamabad ha confirmado 1.384 decesos.
«Hay millones de personas que necesitan alimentos, agua potable y cuidados médicos», indicó Jacques de Maio, jefe de operaciones del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en el sureste de Asia.
Las agencias presentes en el país siguen de cerca el riesgo de «una segunda ola de muertes provocadas por enfermedades», dijo Maio, y precisó que era imposible medir la amplitud real del desastre.
«Hagamos lo que hagamos, está claro que millones de personas no tendrán la ayuda que necesitan», añadió.
«Existe al menos un caso confirmado de cólera en Mingora», principal ciudad del distrito de Swat (noreste), señaló a la AFP Maurizio Giuliano, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).
Giuliano precisó que al menos 36 mil personas sufren diarreas severas.
«No estamos diciendo que todos los que tienen diarreas serias tengan cólera, pero el cólera es evidentemente una inquietud y por eso intensificamos nuestras acciones para luchar contra el cólera», precisó.
Por su parte, el presidente Asif Ali Zardari viajó a Nowshera (noroeste), para evaluar los daños y reunirse con sobrevivientes de la catástrofe, en su segunda visita a una de las zonas inundadas.
El mandatario ha sido muy criticado por las víctimas de las inundaciones y por la oposición tras su viaje a Europa la semana pasada, en medio de la emergencia nacional.