Pakistán: nueva estrategia antiterrorista


El presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, presenta hoy en un discurso a la Nación una «nueva estrategia» contra el extremismo, un dí­a después de un llamado del número dos de Al Qaeda a vengar a los islamistas muertos en el asalto a la Mezquita Roja.


Ante la presión de Estados Unidos, que cuenta con un incremento de su ayuda en la «guerra contra el terrorismo», hoy al anochecer Musharraf pronunciará un discurso que será transmitido por la televisión para desarrollar «una nueva estrategia para combatir al extremismo y al terrorismo», según un consejero presidencial.

«También explicará las circunstancias que condujeron al gobierno a lanzar una operación militar en Islamabad», según un consejero presidencial.

El miércoles, en un mensaje sonoro difundido en internet, el número dos de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, exhortó por su parte a los paquistaní­es a «rebelarse» contra el presidente.

«Yo llamo a los ulemas (religiosos musulmanes) de Pakistán (…). Musharraf y sus perros los han deshonrado al servicio de los cruzados (occidentales) y de los judí­os», declaró Zawari.

«Si ustedes no se rebelan, Musharraf los aniquilará. Musharraf no se detendrá hasta haber erradicado al islam de Pakistán», añadió.

Las autoridades paquistaní­es trataban el jueves de identificar los cadáveres de los militantes que perecieron en los enfrentamientos en la Mezquita Roja de Islamabad, para averiguar si entre ellos habí­a islamistas extranjeros.

El miércoles, el ejército tomó el control total de este sitio de culto radical después de dos dí­as de intensos combates que dejaron 73 muertos entre los militantes y nueve entre los soldados. Otras 24 personas, entre las cuales habí­a dos militares, ya habí­an perdido la vida durante la semana de enfrentamientos que precedió al asalto.

«Tomaremos las huellas dactilares de los cadáveres y fotografí­as para su identificación y la investigación», indicó a la AFP un responsable de las fuerzas de seguridad.

Durante los choques en la Mezquita Roja, que comenzaron el 3 de julio, el gobierno habí­a afirmado que extranjeros vinculados a movimientos cercanos a Al Qaeda y relacionados con los talibanes que combaten en Afganistán habí­an tomado el comando de los radicales. Varios ministros señalaron la presencia de uzbekos.

No se ha encontrado ningún cadáver de mujer ni de niño, enterrado o no. Antes del asalto, las autoridades habí­an acusado a los islamistas de retener como rehenes a «cientos» de estudiantes de escuelas coránicas, así­ como a mujeres y niños.

No obstante, algunos observadores dudan de que ningún inocente haya muerto en el asalto. «Serí­a un milagro si ninguna mujer y ningún niño hubiera muerto», afirmó el militante en favor de los derechos humanos Anees Jillani.

En cambio, se encontró una cabeza sin cuerpo, lo que sugiere una explosión suicida, señalaron las autoridades. También se encontró un cinturón de explosivos no utilizado.

Por otra parte, unas 2.000 personas se congregaron en el funeral en su aldea natal de la provincia de Punjab (centro) de Abdul Rashid Ghazi, el jefe de los irreductibles de la mezquita muerto en el asalto. Los fieles, que gritaban «Alá Akbar (Dios es grande), estaban acompañados por cientos de policí­as que fueron desplegados por temor a atentados en represalia por el asalto a la Mezquita Roja.

Algunos analistas pronosticaron un aumento de la violencia en Pakistán, la segunda nación musulmana del mundo, después del «martirio» de los radicales de la mezquita.