Pakistán investiga el atentado en una mezquita que causó 56 muertos


Unos musulmanes luchan con un dromedario que se resiste a caminar camino al altar de sacrificios. El atentado de ayer en Pakistán se produjo precisamente en el inicio de la fiesta Eid-ul-Adha, en donde se sacrifican animales, pero el sacrificio cruel y mayor fue de 56 seres humanos.

Las autoridades paquistaní­es realizaron varios arrestos y seguí­an buscando pistas e indicios hoy, al dí­a siguiente del atentado suicida que causó al menos 56 muertos en una mezquita del noroeste del paí­s a tres semanas para los comicios legislativos.


El ministro provincial de Sanidad, Kamal Shah, confirmó el nuevo balance de ví­ctimas, que añadió dos nuevos fallecidos al anterior de 54.

Shah añadió que otras 120 personas resultaron heridas, «dos de ellas en estado crí­tico».

Por su parte, responsables de la seguridad informaron de la detención de varias personas por su supuesta relación con el atentado, ocurrido en una mezquita de Charshadda, a 30 km al noreste de Peshawar.

«Hicimos importantes avances en la investigación y esperamos capturar a los culpables», indicó uno de los responsables que pidió el anonimato.

«Un equipo de expertos lleva a cabo una investigación de alto nivel», declaró poco antes el policí­a Gulzar Ahmed.

Hoy, la policí­a descubrió dos piernas destrozadas que podrí­an ser las del kamikaze y procedió a una análisis de ADN. Por el momento aún no se halló la cabeza del suicida.

«Hemos hecho avances en la identificación del suicida», añadió el responsable consultado. Según este, se cree que procedí­a de la misma provincia de Charshadda, donde se produjo el ataque el dí­a del Aid Al Adha, la fiesta más importante para los musulmanes.

De su lado, un médico del principal hospital de la ciudad subrayó que muchas ví­ctimas fueron alcanzadas por la metralla que contení­a el artefacto explosivo.

«Mucha gente fue alcanzada por balas de acero que llenaban el chaleco del kamikaze», indicó Manzoor Khan. «Al parecer, la mayorí­a de las ví­ctimas murió por hemorragia», precisó.

El kamikaze explosionó su carga en el momento de mayor afluencia de la oración colectiva en la mezquita con motivo del Aid Al Adha.

Según fuentes de la investigación, el kamikaze usó la metralla con el propósito de causar el mayor número posible de ví­ctimas.

Se trata del peor atentado desde el del 18 de octubre contra la ex primera ministra paquistaní­ Benazir Bhutto en Karachi (139 muertos), a su regreso al paí­s del exilio.

También es el segundo atentado desde que el 15 de diciembre, cuando el presidente Pervez Musharraf levantó el estado de excepción que impuso el 3 de noviembre argumentando la amenaza del terrorismo islamista.

Además, se trata de otro atentado más contra un responsable local, en este caso Aftab Sherpao, que hasta hace poco más de un mes fue ministro del Interior de Musharraf, y que salió ileso.

Estados Unidos lamentó el atentado de ayer que «mató e hirió a tantos inocentes». El secretario general de la ONU, Ban ki-moon, se declaró «consternado» por el ataque cometido por fundamentalistas cercanos a Al Qaida y a los talibanes afganos.

Ban aprovechó para exhortar a todas las fuerzas polí­ticas paquistaní­es a «unirse contra el flagelo del terrorismo y trabajar juntas para crear un clima pací­fico», de cara a las elecciones legislativas y provinciales del 8 de enero.

Según la prensa paquistaní­, un comandante cercano a los talibanes anunció recientemente que harí­a todo lo posible para evitar la celebración de esos comicios.

En 2007 se produjo una oleada récord de atentados suicidas en Pakistan que ha causado más de 760 muertos.

Según Estados Unidos, que tiene en Musharraf a un aliado clave en su «guerra contra el terrorismo», Al Qaida y los talibanes afganos, apoyados por militantes locales, reconstituyeron sus fuerzas en las zonas tribales del noroeste de Pakistán.