En medio de fusiles y ordenadores, el ejército paquistaní encontró en el bastión talibán de Waziristán del Sur los pasaportes de un alemán presuntamente implicado en la preparación del 11 de Septiembre y de la española Raquel García, cuyo marido está acusado de los atentados de Madrid en 2004.

Said Bahaji es buscado por su implicación en la «célula de Hamburgo», que reunió a varios de los suicidas que perpetraron los ataques del 11 de Septiembre de 2001. Bahaji desapareció poco antes de esos atentados.
Raquel García Burgos, de la que su familia madrileña no tiene noticias desde 2001, según la prensa española, es la esposa de Amer Azizi, un marroquí que vivió en España y al que la justicia busca por su presunta implicación en los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.
Los documentos encontrados -los pasaportes y una tarjeta de residencia marroquí en el caso de la mujer- son muy valiosos para el ejército paquistaní, que asegura que hay gran cantidad de combatientes extranjeros junto a los talibanes.
«Sherwangi era un centro importante para los terroristas extranjeros, sobre todo uzbekos, que libraron un encarnizado combate. Matamos también a chechenos y a árabes», afirmó el general Jalid Rabani, comandante de la novena división de infantería.
El ejército paquistaní se apoderó hace 48 horas de Sherwangi Tor, una típica aldea pashtún, reconocible por sus casas rodeadas de altos muros de barro con aspecto de fortín.
«Los terroristas estaban equipados con el material más moderno», comentó un soldado, que cita aparatos de interceptación de comunicaciones y conexiones a internet por satélite.
Los casi 30.000 soldados que participan en la ofensiva contra el bastión de los talibanes en Waziristán del Sur, en el noroeste de Pakistán, cuentan con un apoyo de aviones de combate, de helicópteros de ataque y de piezas de artillería pesada.
Según un último balance dado a conocer por el ejército e imposible de verificar, 31 soldados y más 275 insurgentes habrían muerto durante la ofensiva.
En el terreno, la región parece desierta; sus más de 200.000 habitantes huyeron por la ofensiva.
«El enemigo obligó a los civiles a partir. Esto nos facilita el trabajo. Si no es muy difícil hacer la diferencia entre amigos y enemigos», estimó el teniente coronel Kashif Khan, comandante del batallón de infantería ligera de los «Leopardos de la nieve».
«Ningún civil ha resultado muerto o herido durante la operación», se felicitó el general Rabani.
El Comité Internacional de la Cruz Roja estimó por su parte, basándose en testimonios de refugiados, que el número de víctimas civiles aumentaba de manera preocupante.
Las zonas de combate son inaccesibles.
En un contexto árido y montañoso, donde las cimas llegan a 3.500 metros, el control de las zonas altas es esencial, como ocurrió el 24 de octubre cuando fue ocupado el poblado de Kotkai, lugar de nacimiento del jefe del Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP), Hakimulá Mehsud.
Aunque Pakistán combate a los rebeldes en Waziristán del Sur, ha concluido acuerdos con los combatientes del vecino Waziristán del Norte, que participan junto a los talibanes afganos, en su mayoría pashtunes como ellos, en operaciones contra las fuerzas internacionales en el vecino Afganistán.
La secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton escuchó los consejos de dignatarios paquistaníes hoy, al terminar una visita diplomática enturbiada por sus declaraciones contra el gobierno sobre Al Qaeda y un atentado que dejó unos 118 muertos.
Clinton pasó tres días en esta potencia nuclear que el presidente norteamericano Barack Obama ha colocado en el centro de la guerra contra Al Qaeda, donde la ola de violencia ha dejado al menos 2.400 muertos en los dos últimos años.
La secretaria de Estado comenzó el último día de su misión diplomática con conversaciones al aire libre con representantes del noroeste de Pakistán, una región fronteriza con Afganistán, en algunas de cuyas áreas hay numerosos elementos vinculados a Al Qaeda y a los talibanes.
Clinton ha centrado sus esfuerzos en tratar de fortalecer al gobierno civil y contrarrestar el creciente sentimiento de resistencia a Estados Unidos, pero se han visto frustrados por el temor de que una ley norteamericana que autoriza 7.500 millones de dólares en ayuda a Pakistán viole la soberanía paquistaní.
«Mucha gente en Pakistán cree que nosotros no los estamos ayudando y eso es muy frustrante», dijo Clinton en Islamabad.
Un líder de un partido de la asamblea provincial del noroeste criticó a Clinton, afirmando que la fuerza norteamericana estaba sumiendo a esa región en la edad de piedra, y aconsejó a Estados Unidos que negociara para poner fin al conflicto en Afganistán y Pakistán.
«Su presencia en la región no es buena para la paz», dijo a Clinton Maulvi Kifiyat Ullah, en frases traducidas del urdu.
«Dios le ha dado la fuerza, si también se puede agregar la sabiduría, podemos convertir a este mundo en un jardín, salir de la edad de piedra, comenzar negociaciones en Afganistán y luego en Pakistán», sostuvo.
Clinton se mostró favorable a la eventualidad de negociaciones y defendió la operación dirigida por Estados Unidos en Afganistán que derrocó al régimen talibán después de que éste se negara a entregar a los líderes de Al Qaeda luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
«Nosotros estamos de acuerdo en las negociaciones y la sabiduría, pero no podíamos dejar un ataque semejante sin una respuesta después de que tratamos de resolverlo pacíficamente», agregó.
Su tono mesurado contrastó con otras ocasiones, cuando Clinton pareció perder la paciencia durante una conversación con responsables de medios de comunicación y empresarios en la ciudad de Lahore (este) al finalizar una agenda muy cargada el jueves.
«Al Qaeda ha tenido un refugio seguro en Pakistán desde 2002», declaró Clinton a los responsables de los medios, cuestionando la tesis oficial de Islamabad, que pone en duda que Osama bin Laden y sus lugartenientes estén en Pakistán.
«Me cuesta creer que nadie en su gobierno sepa dónde están y que no pudieran atraparlos si realmente lo querían», añadió.
Por el momento no hubo una respuesta pública de Pakistán. Un comunicado militar difundido luego de las conversaciones de Clinton con el jefe de las fuerzas armadas, el general Ashfaq Kayani, se limitó a decir que ambos «intercambiaron opiniones sinceras sobre asuntos de interés mutuo».
El balance de los muertos en el atentado del miércoles en un mercado de Peshawar (noroeste de Pakistán) subió a 118 el viernes, informaron responsables paquistaníes.
Por otra parte, un liceo y una clínica fueron destruidos el viernes en un atentado en una aldea del noroeste de Pakistán.