Pakistán aplazó hoy hasta el 18 de febrero sus elecciones legislativas, previstas inicialmente el 8 de enero, tras el asesinato de la líder opositora Benazir Bhutto y el estallido de violencia que desencadenó.
El anuncio se hizo horas antes de que el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, pronuncie un discurso a la nación, en torno a las nueve de la mañana (hora de Guatemala), para «insistir en la necesaria unidad de la nación tras la trágica muerte de Benazir Bhutto y en la forma en que los terroristas intentan minar la seguridad del país», declaró un responsable gubernamental que pidió el anonimato.
«A la luz de las circunstancias, la nueva fecha de las elecciones legislativas ha sido fijada al 18 de febrero de 2008 en lugar del 8 de enero», declaró el presidente de la Comisión electoral, Qazi Mohammad Faroq.
«Prometo a todos los partidos políticos que las elecciones serán justas, equitativas y transparentes y los exhorto a aceptar esta decisión en el interés supremo de la Nación y a participar plenamente» en los comicios, añadió.
Poco después el partido del líder opositor paquistaní Nawaz Sharif anunció que participará en las elecciones legislativas y provinciales.
«Sí, ciertamente participaremos», declaró el portavoz, Zaeen Qadri.
El presidente del movimiento, Raja Zafar ul Haq, lamentó no obstante el aplazamiento de los comicios que calificó de «injusto y no razonable».
El Partido del Pueblo Paquistaní (PPP) de Bhutto se opone al aplazamiento electoral, que calificó el martes de «excusa» de los aliados de Musharraf «para ganar tiempo» y «hallar la forma de trucar las elecciones y hacer que les sean favorables».
De hecho, el PPP –que nombró nuevo presidente al hijo de la ex primera ministra asesinada el pasado jueves en un atentado suicida, Bilawal Bhutto Zardari, de 19 años– aseguró que Bhutto se preparaba «a probar» que el bando de Musharraf iba a «trucar» las elecciones para seguir en el poder.
Por otro lado el gobierno se declaró por primera vez «abierto» a aceptar la ayuda de otros países en la investigación sobre el asesinato de Bhutto.
En una reunión con Musharraf, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchner, ofreció a las autoridades paquistaníes la ayuda de «expertos» franceses o de la Unión Europea.
Kouchner es el primer ministro extranjero que visita Pakistán desde la muerte de Bhutto. El martes mismo ya descartó la idea de una investigación de la ONU, como habían reclamado la familia y el partido de la ex primera ministra.
Gran Bretaña y Estados Unidos ya habían planteado la posibilidad de tal cooperación con el gobierno de Pakistán, única potencia nuclear conocida del mundo musulmán.
Musharraf fue reelegido para un segundo mandato el 6 de octubre tras una controvertida elección por sufragio indirecto de los Parlamentos nacional y provinciales salientes que le son ampliamente favorables.
Su poder, cada vez más contestado, se debilitará aún más si la oposición gana las legislativas.
Estados Unidos perdió una baza fundamental con la desaparición de Bhutto de forma que sus opciones han quedado limitadas y debe seguir apoyando a Musharraf, según los expertos.
Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, el presidente paquistaní es el aliado principal de Washington en la región asiático en su «guerra contra el terrorismo».
El partido de la asesinada líder opositora Benazir Bhutto participará en las elecciones paquistaníes, que fueron aplazadas hasta el 18 de febrero, anunció hoy un alto responsable de la formación.
«Tomaremos parte en las elecciones», dijo Nabil Gabol, miembro del comité ejecutivo central del Partido del Pueblo de Pakistán (PPP) tras una reunión en Naudero (sur) después del anuncio del aplazamiento de las legislativas de su fecha original del 8 de enero al 18 de febrero.
La Comisión Electoral anunció hoy ese retraso a causa precisamente del asesinato de la ex primera ministra y la violencia que desencadenó el hecho.
El PPP venía anunciando desde el domingo que se opondría a cualquier aplazamiento de la votación, ya que consideraba que eso daría una oportunidad suplementaria al campo del presidente Pervez Musharraf para «trucar» los comicios.