Lo que estamos viendo actualmente con el problema de los fondos para honrar los pactos colectivos suscritos con maestros y trabajadores de la salud, obliga a insistir en la necesidad de que los acuerdos salariales que se alcancen tengan siempre sustento y garantía de las autoridades de Finanzas Públicas, porque no se pueden asumir y contraer compromisos que luego no tengan fuente de financiamiento y que coloquen al país en una situación difícil y de ingobernabilidad.
Creemos que el magisterio nacional y los empleados de salud tienen que recibir emolumentos no sólo dignos, sino que además atractivos para que mucha gente se interese en ganarse la vida prestando servicios en las vitales áreas de la educación pública, de la atención a los enfermos y la prevención de enfermedades. Sin embargo, no se puede ocultar que algunas veces las autoridades de turno negocian sin base en realidades financieras, sino anteponiendo acuerdos y pactos políticos de momento que significan un compromiso muy serio para el Estado.
El pago de los sueldos de los servidores públicos es fundamental para el mejoramiento de los servicios y dada la lentitud del Estado para actualizar salarios y para compensar la pérdida del poder adquisitivo de la moneda, es importante reconocer que por la vía de la negociación colectiva se pueden y de hecho se subsanan esas deficiencias que afectan a los trabajadores. En consecuencia hay que entender la importancia de ese mecanismo de solución de conflictos laborales, pero también es fundamental que todo acuerdo tenga el suficiente respaldo de partidas adecuadas para cubrir los compromisos que se contraen, porque de lo contrario caemos en arreglos politiqueros que persiguen quedar bien con la dirigencia sindical a fin de aplacar situaciones conflictivas, pero asumiendo un costo que no siempre se puede cubrir.
Es más, creemos que no puede haber una negociación colectiva que implique temas salariales sin que estén representados debidamente el Ministerio de Finanzas y la Oficina de Servicio Civil, puesto que se tiene que mantener cierto tipo de equilibrio en las asignaciones y en las escalas salariales para no distorsionar, como ha ocurrido tantas veces, la función pública con empleados bien pagados y otros que reciben estipendios que parecen limosna.
Se trata simplemente de asegurar coordinación adecuada para asegurar que lo pactado se pueda cumplir y que exista un balance entre todos los servidores del Estado porque todas las funciones son importantes y tienen que ser remuneradas por parejo.
Minutero:
Para el pago de salarios
hay ingresos ordinarios
mermados por la corrupción
y también por la evasión