“Lo que les dé a los niños, los niños darán a la sociedad” Karl A. Menninger
Hace días me invitaron a un programa de radio, a tratar el tema del divorcio, posteriormente recibí varias llamadas, tocando otros temas más crudos y execrables:
licgla@yahoo.es
El tema de la violación y venta de niñas y niños con el consentimiento de sus progenitores, las historias vividas, y relatadas creo que no solamente deben ser tema de debate nacional, sino que además de un análisis profundo. De todos los casos que he conocido, antes del programa, quiero referirme a varios, el primero de una señora, educada en el seno de una familia tradicional, a la que conozco desde hace muchos años, y que en un momento de catarsis, hace meses me confió que cuando niña fue violada por su propio tío, y los sentimientos que la embargaron a los 9 años, lo hizo del conocimiento de su madre, quien sacó para siempre de la vida familiar al individuo, pero las secuelas aún las mantiene, por lo que nunca se creyó merecedora de celebración de 15 años y de matrimonio de blanco, ¿Qué si lo superó? NO. Posteriormente recordé otros casos de los que he tenido conocimiento, como el de una niña de 10 años, que vivía en la colonia La Florida cuyo padre, un discapacitado que no tenía las dos piernas, violaba constantemente a su hija, la madre no quiso creerle, hasta que la niña se suicidó, al no soportar la vida que llevaba, y de la que no creyó tener salida, todo se supo después de la muerte de la niña. Asimismo, recuerdo el caso de otro niño, aproximadamente de mi generación, que vivía en mi cuadra, cuya madre al morir el padre, hizo vida marital con un degenerado, quien para no dejarla le exigía que el niño le mamara el pene, consta mente, y ella a cinchazo limpio lo obligaba. Otros casos que en mi caminar por la vida he sabido y que son más de los que quisiera, corresponden a padres desalmados que por un favor, una cantidad de dinero, o un bien, autorizan a hombres adultos, o mayores a que utilicen sexualmente a sus hijas, en otras palabras las venden, sin misericordia alguna. El último del que tuve conocimiento lo supe hace más de dos meses, aunque luché por conocer los detalles del mismo, quien me lo comentó era parte de la familia en cuestión, y conociéndome dudó y se arrepintió, por lo que solamente sé que se trata de un padre desnaturalizado, quien vendió a su niña de tan solo 8 años a un personaje de dinero, el hombre tiene impedimentos físicos, por lo que no pudo llevar a cabo el acto sexual, pero si la obligó a mamarle el pene, y la desvirgó con los dedos. Desde hace muchos años viene sucediendo este fenómeno más que perverso en el país, demasiadas veces con el silencio cómplice de las madres que no tiene voluntad propia y aceptan estos hechos con la cabeza baja, como aceptan muchas infelicidades que se viven detrás de las paredes de muchos hogares, ya que no todos responden al dicho “Hogar dulce hogar” la mayoría son “cárcel desdichada cárcel”.
A mis oídos llegan los gritos y llantos de estas indefensas criaturas, cuya vida marcan, casi siempre tres cuasi seres umanos sin h y minúsculas: a) Degenerados y obscenos ombres (sin h) que por unos cuantos billetes, bienes o favores, destruyen vidas inocentes, b) padres perversos, prostituidos por el dinero que ven a sus hijas e hijos (Más niñas que varones) como animales que se pueden negociar, y c) madres de pobreza espiritual y de carácter, sumisas hasta la enfermedad que no se atreven a dar la vida por sus retoños.
Cuando yo tenía aproximadamente 5 años, sufría del llamado “mal de orín” y mi madre preocupada me llevó al Hospital Roosevelt, allí le explicaron que me tenían que someter a un tratamiento, pero no le advirtieron en qué consistía, dieron la cita, y ella me llevó con mi adorado hermanito, para mi desgracia consistió en amarrarme de pies y manos, con las piernas abiertas y sin blúmer, llegaban y se iban “médicos”, me “examinaban” me pusieron sondas, y así estuve cinco largas horas, recuerdo las risas de ellos cada vez que me “examinaban”, los gritos míos, me desmayé no sé cuántas veces, y los llantos de mi madre, suplicándoles me dejaran, pero ellos la acusaban de no quererme curar, le dijeron que estaba grave, y ella que no sabía de medicina ¿Qué podía hacer, si era por mi “salud”?. ¿Cómo lo recuerdo? Lo llevó clavado en la mente y en el alma, por eso al escribir esta columna lloro al pensar en todas las niñas y niños que diariamente son profanados en su cuerpo y alma por desgraciados que les roban lo más valioso que tienen, su niñez, su inocencia, y su vida. En base a lo anterior hago desde este foro tres reclamos muy serios y objetivos: 1) Al Congreso para que emitan una ley que sancione con penas de 50 años tanto a los padres que violan a sus hijos e hijas, como a los que los venden, y a esos fariseos que por unos sucios billetes, o bienes, destruyen para siempre vidas inocentes, (Yo puedo trabajarla, y entregarse a quien quiera gratis) 2) A las autoridades de todas las iglesias para que se bajen de su pedestal, y se involucren más con la población, y no esperen que los fieles lleguen a ellos en busca de consuelo, que salgan ya a las calles a darlo, Jesús, no viajó en auto, ni se sentó en un atrio o en una oficina sentado en un escritorio a esperar, Él llegó con los desposeídos más del alma que del cuerpo y les brindó su apoyo, ¿Por qué ellos no lo hacen? Si quieren curar a una sociedad enferma deben salir de sus palacios y conocer las crudas realidades del siglo XXI, y contribuir a la sanación de los males que afrontan día a día miles de hogares o cuasi hogares. 3) A los maestros y maestras, para que estudien un poco de inteligencia emocional, y detecten el dolor en los ojos de los niños y las niñas, y se involucren en sus problemas que son más grandes y dolorosos que no entregar una tarea. En el momento que usted me haga el favor de leer la presente una niña probablemente está siendo profanada, sin que nadie pueda hacer algo por ella, y su padre gozará ya sea de su dolor, o del dinero sucio que recibirá por su cuerpo, me pregunto ¿Por qué culpamos a los jóvenes de lo que todos nosotros como sociedad callamos, o permitimos, con el argumento que nada podemos hacer? Yo tengo metido hasta lo más hondo de mi ser ese llanto angustiado, martillea mi alma. Entre a mi faceboock rompamos el silencio y ayúdeme, ESCUCHE POR FAVOR, HASTA LO MÁS PROFUNDO DE SUS ENTRAÑAS, SI LAS TIENE, EL LLANTO DESCONSOLADO, DE ESOS PEQUEÑOS, CUYA ÚNICA CULPA ES HABER NACIDO.