La Universidad de San Carlos de Guatemala adoptó una decisión académica de especial relevancia al otorgarle a Otto-Raúl González la investidura de Doctor Honoris Causa: un egresado de sus aulas, escritor, poeta y un ser humano sencillo y afable. Su objetivo es expresarse con humor e inteligencia en el mundo de la literatura.
Para Luis Cardoza y Aragón «la poesía es la prueba más concreta de la existencia del hombre» y Otto-Raúl, quien recibió en Guatemala el Premio Nacional de Literatura Miguel íngel Asturias (1990), afirma: «la poesía es lo que refleja la vida. Toda la vida, dicho en sentido literal, se ha llevado a la escritura y de ahí a la poesía hacia la realidad, hacia lo real imaginario, hacia el realismo mágico o hacia lo real maravilloso». Así, con latente espíritu de innovación se expresa Otto-Raúl para llegar a hombres y mujeres con su presencia estética.
En Otto-Raúl se encuentran símbolos y figuraciones, como fuentes del conocimiento, donde puede referirse al ambiente como sucede con su poema Galardones -«Maravilla es oír el suspiro de una mariposa/que lleva todo el bosque en sus alas»- o escribir el poemario Coctel de frutas, con el cual obtuvo el Premio Nacional de Poesía, convocado por la Casa de Cultura del Estado de Tabasco, en México. Ahí se leen sonetos de la cotidianidad, es decir, del color, frescura, sabor, y vinculación de seres humanos con frutas. Significa escribir de la diaria circunstancia con una actitud vital.
Otto-Raúl también se refiere al amor, la esperanza o la lucha social guatemalteca, como parte de su actividad poética de fina espiritualidad, con significados, disciplina y eficacia, donde deja correr su energía para convertirla en ideas y dar a conocer sus palíndromos (oír a sor rosario). Muchos de ellos fueron publicados en la página cultural del diario mexicano Excelsior o en su texto Palindromagia (1983). Esta expresión literaria la compartió Otto-Raúl con varios escritores, entre ellos, el guatemalteco Carlos Illescas (el birrete terrible). Darle forma a un palíndromo, concluyeron Otto-Raúl, Illescas y Tito Monterroso, no es difícil: se necesita tener tiempo para estar frente a una hoja de papel y, con el lápiz en la mano, ver para arriba hasta que llega la inspiración. En el programa Sopa de letras, en el canal 13 de la televisión mexicana, Otto-Raúl compartía con el público la creación de estos palíndromos.
Otto-Raúl ha acumulado más de cincuenta años de quehacer literario y su amplia obra no puede reseñarse en un espacio corto. Pero es posible destacar Oír con los ojos (2001). De este poemario el escritor guatemalteco Luis Alfredo Arango dice: «Me inunda más allá de los sentidos». Otto-Raúl escribe sin presiones ni reglas tradicionales, alejándose de fanatismos y sus poemas tienen la grata sensación de la originalidad. La recreación de imágenes y metáforas con personalidad propia, son parte de su particular estilo literario donde siempre están presentes la imaginación, alegría, prosa rimada, naturalidad y pensamiento estable.
Lo importante en la poesía de Otto-Raúl es que refleja las inquietudes de su época y refuerza valores. El lector, con un poemario en sus manos de Otto-Raúl, capta de inmediato las emociones de su inspiración e idea poética, porque su palabra es fresca y contiene aportes de actualidad. Más allá de modas, Otto-Raúl convence y recrea con sus metáforas. En sus textos hay sensibilidad, amplias posibilidades de expresión y libertad en el uso del lenguaje. Es por estos factores que adquieren especial relevancia muchos de sus escritos en poesía, entre ellos, Viento claro (1953), Hombre en la luna (1960), Mi mejor obra (1973), Danzas para Coatlicue (1983), El templo de los jaguares (1990), Diamante negro (poesía erótica, 1990), y su libro El mercader de torturas (1986). En 1973 fue galardonado con la presea guatemalteca El Quetzal de Oro, en reconocimiento al valor literario de su libro Poesía fundamental.
Cuando hombres y mujeres leen El pequeñal (país de los oficios poéticos), publicado en 2003, disfrutan de cada lugar descrito por Otto-Raúl. Puede ser la descripción de una cantina (el lugar ideal para conversar), plazas, parques y pasear por la Avenida de la Interminable Felicidad, la Alameda de los Colibríes, El Boulevard de los Crepúsculos y la Avenida de los Cipreses Rumorosos. Es la expresión de análisis y agudezas. La forma en que se expresa Otto-Raúl señala una forma de ver el mundo, desde criterios conceptuales e intuitivos.
Otto-Raúl es poeta actual. Siempre tendrá algo nuevo en su pensamiento para escribirlo. Su obra crea estremecimientos y no hay rigidez. Llena a sus lectoras y lectores de palabras con orden y estética. Esta situación la ha expuesto en los diferentes talleres literarios donde fue el maestro de diversas generaciones. Ahí conjugó habilidad poética y experiencia.
Otto-Raúl también ha logrado escribir fábulas con relación a una diversidad de temas (los maestros mayas invisibles, los duendes, la marchanta que se vuelve golondrina, etcétera). Un género literario cuya base es observar con detenimiento. Después, Otto-Raúl describe las categorías del tiempo donde se mueven seres humanos en un entorno de imaginación literaria.
El raciocinio de Otto-Raúl sigue vigente y este aspecto lo impulsa a vivir con intensidad y sin complicaciones retóricas. Su ímpetu es para actuar con honestidad y tolerancia. Su centro de preocupación es el ser humano viviendo en paz.