Ahora que el tema de preocupación cotidiana es el calentamiento global, en mi tontera, como decía mi abuelita, se me ocurre pensar en otros factores que inciden en ese resultado nocivo. Se habla de los efectos negativos que tienen las emisiones de los gases producidos por los países industrializados, y se ha dicho que incluso los hatos vacunos también inciden en ese fenómeno, y recientemente leí que en California, EEUU, se prohibió a los supermercados dotar de bolsas plásticas a sus clientes, porque tardan años en degradarse en la basura. También se lee en otra información, procedente de Ginebra «que el promedio global de contaminación 026 (dióxido de carbono) y N20 (óxido nitroso) fue más alto que nunca en mediciones hechas por la ONU».
Pues bien, volviendo a estas mediciones científicas me pregunto ¿hasta dónde inciden en ese calentamiento, por ejemplo: los aviones que contaminan hasta arriba, los constantes bombardeos bélicos, los gases emanados por los pozos petrolíferos en plena producción, la imparable deforestación, los gases de las mineras, los transbordadores espaciales, los satélites, aunque sean impulsados por energía solar, y toda esa basura espacial que circunda el espacio?
Si a nosotros, los humanos, se nos introduce en el cuerpo una espinita, nos produce inflamación que puede llegar hasta la amputación de un miembro y ser causa de una delicada intervención quirúrgica.
Entonces, todas esas espinitas que están introducidas en el cuerpo celeste que le causan una inflamación, que parece no muy a la larga, va a originar una catástrofe mundial que talvez destruya en su totalidad este planeta. Posiblemente (optimista) yo ni mis contemporáneos logremos verlo, pero sí talvez nuestros nietos, bisnietos, tataranietos, ¡pobrecitos! y retornando a mi abuelita: ¡que Dios los coja confesados!
íTEM MíS: ¿Será que los jubilados del Estado y municipales, podrán seguir superviviendo con esas jubilaciones? Qué diferencia ¿verdad?