Otro robo descarado


Editorial_LH

Peor aún que el robo de los Q82 millones del Congreso de la República está resultando el trinquete de la construcción del Puerto de Champerico en el que se clavaron de la manera más olí­mpica 400 millones de quetzales administrados de manera inmoral e indecente por la Organización Internacional para las Migraciones que contrató a dos empresas holandesas que hicieron trabajos totalmente inútiles que hicieron que ese recurso fuera tirado a la basura.

 


Ya sabemos que en Guatemala el dinero del Estado se lo pueden robar sin temor a consecuencia alguna no obstante que en este caso el vicepresidente Rafael Espada dice que ya puso denuncia al Ministerio Público, pero la intromisión de la OIM hará inútil cualquier esfuerzo porque acudirán a la protección diplomática para reí­rse de las leyes nacionales y quedar impunemente a pesar de haber sido los administradores de la corrupción.

OIM jamás va a pedir a las empresas holandesas que devuelvan el dinero que cobraron por una obra mal hecha y en consecuencia nos tenemos que conformar con que ese dinero, como el que se clavó Meyer, simplemente se esfumó y parte sin novedad. Un nuevo robo descarado que queda sin castigo, en este caso no sólo por la ineptitud de un Ministerio Público que cuando se trata de actos de corrupción no mueve un dedo para castigar a los funcionarios responsables, sino además por la cobertura diplomática de los pí­caros de la OIM que vuelven a demostrar que son una entidad de sinvergí¼enzas apañando cualquier acto de corrupción y que permiten que se les use como escudo para impedir fiscalización, por lo cual de ajuste le cobran al estafado (el pueblo de Guatemala) un porcentaje del dinero que mal administran.
  Es inaudito e inaceptable lo que está ocurriendo y debiera haber un escarmiento absoluto y ejemplar, pero no se puede esperar que se haga mucho porque los mecanismos de control no funcionan y entre funcionarios se tapan con la misma chamarra. El MP que ha sido eficaz en algunas otras cosas, en materia de corrupción, especialmente si se refiere a los funcionarios actualmente en el poder, no mueve un dedo acaso porque así­ pagan favores. No han dicho nada en cuanto al tráfico de influencias de TOMZA y seguramente no harán nada en el caso de Champerico porque al final de cuentas allí­ tendrí­an que rodar algunas grandes cabezas porque 400 millones de quetzales no se le regalan a una empresa sin poderosas intervenciones.

No hay palabras para describir la indignación que causa este nuevo robo descarado e impune.

Minutero:
La OIM vuelve a estafar 
a estos pobres chapines
 que son puros chiquilines
por cómo se dejan robar