Otro populista decreto para lucirse con sombrero ajeno


A esta alturas no se sabe a ciencia cierta cuántos adultos mayores van a ser beneficiados con un aporte mensual de Q400, dinero que saldrá de los bolsillos de los contribuyentes. Otra prueba más que demuestra la incapacidad de nuestro enorme y costoso Congreso. Coincidentemente, sus diputados en el afán de lavarse la cara ante la serie de desatinos que han cometido, en franco inicio de labores proselitistas para reelegirse el año entrante, atendieron a los beneficiados con la intención de dejar de lado a un colega quien, ni lerdo ni perezoso siguió aprovechando la oportunidad para favorecer sus intereses.

Francisco Cáceres Barrios

Nada extraño serí­a que mi criterio sea calificado de elitista, de estar ciego ante las necesidades de la población de escasos recursos o de ser insensible frente a las penas que pasan los integrantes de la tercera edad. Ninguna de estas cosas me motiva a escribir sobre el tema. Lo hago porque creo que el soberano Congreso debiera haber visto desde una mejor posición la situación de todas las clases desprotegidas del paí­s, empezando por aquellos beneficiarios de programas de la seguridad social guatemalteca que reciben mí­seras pensiones, hasta los empleados del Estado, de sus entidades autónomas o descentralizadas y tantos más, que con lo que reciben mensualmente, a pesar de haber contribuido ellos mismos o sus familiares con el pago de sus cuotas respectivas, están literalmente en las cuatro esquinas.

Esos Q400 muy pronto se les volverán agua en las manos, no tardaremos pues en presenciar manifestaciones pidiendo su incremento, sin embargo, todo el pueblo tendrá que pagar por las ambiciones de los diputados, y fuera a través de los decretados nuevos impuestos o porque las deudas del Estado de una u otra manera, no las paga nadie más que el mismo pueblo. Si es cierto que 80 mil saldrán beneficiados, a Q400 mensuales, multiplicados por 12 meses, se requerirá la nada despreciable suma de Q384 millones. Usted podrá decirme que esa cantidad se puede obtener de la reducción del Congreso a solo 48 diputados; de las economí­as presupuestarias que dicen haber hecho o de la cancelación de nuestra inoperante e ineficaz participación en el PARLACEN, pero usted sabe bien estimado lector, que las decisiones que realmente benefician al pueblo no se toman, sino se postergan hasta que la bomba estalla.

Lástima que la politiquerí­a siga haciendo de las suyas en Guatemala con miopes visiones e interesadas. El mismo presidente Berger erráticamente cambió su discurso para ahora decir que aplaude la iniciativa por justa y necesaria, contradiciéndose cuando anunció un mentado plan en beneficio del adulto mayor que nunca llegó. Lo peor es que como ya se van, va a entrar en juego el refrán «el que venga atrás que arree».