Otro fiscal para la CICIG


La designación del Fiscal General de Costa Rica, el abogado Francisco Dall´Anesse, para dirigir la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, ha sido una correcta decisión del Secretario General de Naciones Unidas tomando en cuenta el elevado estándar establecido por la brillante gestión de Carlos Castresana Fernández, quien renunció como consecuencia de la falta de cooperación de las autoridades guatemaltecas con la lucha contra la impunidad.


Naciones Unidas creó la CICIG a solicitud de Guatemala y constituye una acción ejemplar para restablecer el imperio de la ley en un paí­s cuyo frágil estado es un aliciente para que el crimen organizado controle las instituciones de seguridad y justicia. El trabajo fue encomendado al jurista español Carlos Castresana, fiscal en su paí­s y con brillante trayectoria en cuanto a enfrentar casos de corrupción y crí­menes de sangre de alto impacto, quien en Guatemala no defraudó las expectativas y, más que eso, estableció un elevado parámetro que obligó a la ONU a realizar una selección acorde con los antecedentes. Uno de los riesgos que se dieron tras la renuncia de Castresana era la posibilidad de que la CICIG cayera en la burocratización internacional y que un funcionario de carrera de la ONU fuera designado para dirigir esa Comisión. Sin embargo, la Secretarí­a General evidentemente tomó en consideración no sólo los enormes avances que promovió el Comisionado Castresana, sino también los retos por venir, y decidió la designación del Fiscal General de Costa Rica, quien ha tenido un desempeño valiente y decidido en la persecución penal en su paí­s, razón por la cual es considerado como una especie de Fiscal de Hierro. Dall´Anesse conoce la realidad centroamericana y ha enfrentado no sólo al crimen organizado para saquear a nuestros paí­ses mediante la corrupción, sino también al narcotráfico que trata de afianzarse en todos nuestros paí­ses. En Guatemala la situación está a punto de desbordarse por la fragilidad misma de nuestras instituciones que facilita que los grupos de delincuentes con poder económico puedan cooptarlas y han penetrado no sólo el mundo polí­tico, sino que llegaron a manosear descaradamente el mundo académico como se ha visto con las famosas Comisiones de Postulación. Tiene además Dall´Anesse, por lo que hemos podido indagar sobre su trayectoria, la personalidad para presionar a las instituciones a fin de dejen de torpedear la lucha contra la corrupción. No es, para nada, un funcionario de perfil bajo ni un abogado que se limita a la investigación, la cual domina ciertamente, sino que además ha demostrado que sabe pelear en la arena polí­tica para lograr sus fines y objetivos. Por todo ello, creemos que la CICIG no ha claudicado, sino que continuará con la lucha iniciada por Castresana.