Otro año de «papeles largos» de la butaca


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Como quien no dice nada, el lunes de la semana entrante, después de ir a votar, el domingo 11, Desde mi Butaca estará cumpliendo cuarenta y ocho años, 48, de haber visto la «impresión» primera en la rotativa del extinto, no por el color, Diario El Gráfico.

José Antonio Garcí­a Urrea

 


La razón de haber titulado así­ esta columna, como lo he explicado en anteriores oportunidades, algunos no lo sabrán, es porque también soy periodista cultural, incluso fundador de la Asociación de Redactores de Actividades Culturales, ARAC, pues como es natural para presenciar un espectáculo tení­a que sentarme en una butaca desde donde observaba el desarrollo del acto; a veces, muy pocas por cierto, tení­a que permanecer de pie, porque la calidad de lo que se ofrecí­a desde el escenario era máxima, los espectadores se apresuraban a llegar y hasta  abarrotaban la sala; de bote en bote como se dice en el argot de la farándula.

Es raro que a un espectáculo cultural el público llegue con suficiente anticipación, porque por  ejemplo: la función está programada para las 17:30 horas, esta es en el recinto de la sala y no en la casa de uno. Esas llegadas tarde tienen su inconveniente para quienes están en escena, si es una comedia o un drama, el ingreso de público distrae a los actores/as, con el caminar y con ir a buscar asiento, pues hay palabras y quien las pronuncia no siempre lo hace en voz baja; los comediantes se desconcentran pues se desdoblan para encarna el personaje al cual le están dando vida escénica, a una personalidad distinta a la suya; como ejemplo: si una persona está en una caseta termal, sudando y de pronto la meten en un frigorí­fico, el cambio brusco de temperatura le provoca un trastorno peligroso para su salud corporal, si en un concierto sinfónico también se distrae al director y a los músicos, porque igualmente están musicalmente desdoblados el resultado es el mismo, el público debe entrar cuando hay un silencio musical.

En aquellos dí­as nuestros, no se contaba con las facilidades actuales para desempeñar la labor periodí­stica, todo se nací­a a punta de lápiz, libreta y buena memoria, así­ como con máquina de escribir mecánica. Con relación a la ARAC, varios compañeros que tuvieron la oportunidad de viajar al extranjero, me contaron que las gentes de esos paí­ses, colegas por supuesto, se admiraban al saber que en Guatemala habí­a un Asociación  periodí­stica de tal especialidad, y
contemplaban tanto el pin de solapa como la credencial.

Hace algunos dí­as supe que se estaba trabajando en la creación de una entidad de prensa cultural centroamericana, con el propósito de instaurar un acercamiento artí­stico del área, algo loable, desde luego, pero no sé en qué situación se encuentra actualmente, considero que la ARAC puede ser un eslabón primigenio para dar vida a este propósito, Mi situación aní­mica actual no me permite dar «vueltas» como para involucrarme en esta actividad, que me gustarí­a.

Pero retomando el origen de Desde mi Butaca, que ha tenido un periplo por distintos diarios citadinos, y que desde hace varios años le abrió sus puertas el Decano de la Prensa Independiente, LA HORA, en done espero que se le dé cobijo per vita ad aeternun, con mis sinceros agradecimientos y a votar mañana.