Justamente cuando en Estados Unidos se recordaba a las víctimas mortales del ataque terrorista contra ese país dirigido por Osama bin Laden, en Libia se producía un ataque brutal contra la misión diplomática norteamericana que le costó la vida al embajador Chris Stevens y a otros funcionarios diplomáticos destacados en esa convulsa nación. El motivo fue la difusión de un video en las redes sociales en el que ciudadanos estadounidenses hacían burla de Mahoma, lo cual desató una ola de furor y odio entre los musulmanes.
El ataque es una reacción desproporcionada a una agresión sufrida por los musulmanes mediante la burla contra el profeta de esa fe. Ciertamente puede reconocerse que quienes lanzaron a las redes sociales ese tipo de ataque ofendieron a mucha gente, pero eso no justifica de ninguna manera la reacción violenta que cobró la vida de un diplomático nombrado precisamente para dirigir el proceso de reconstrucción de Libia tras la revolución fuertemente apoyada por Estados Unidos. Lo cierto es que la llamada primavera del mundo árabe parece estar saliéndose de control y es difícil predecir cuál será el resultado final del empoderamiento de nuevos sectores en varios de los países donde se ha ido acumulando el resentimiento por cuestiones raciales y religiosas con occidente.
En Estados Unidos no es extraño ver que hay comportamientos que estereotipan al ciudadano de origen árabe como terrorista luego de los ataques ocurridos hace once años. Y por supuesto que la retórica de esos años ha sido ofensiva para multitudes que resienten el trato recibido, pero aparentemente a lo que vamos es a mayores confrontaciones por intolerancia de uno y otro lado.
El incidente en Libia ha dado lugar a reacciones politiqueras para atacar de manera directa al gobierno de Obama en forma imprudente por su contendiente republicano. En estas circunstancias no hay espacio para la politización electorera de un tema de tanta importancia y tan profundo. La necesidad de hacer un alto en el camino para revisar ese tipo de estereotipos que se han forjado tanto en el mundo árabe como en el mundo occidental y especialmente en los países que han sufrido ataques terroristas, es obvia y evidente. El rumbo que está tomando la confrontación es tremendo y puede tener consecuencias terribles para la humanidad misma.
No deja de ser una cruel forma de conmemorar el aniversario del 11 de septiembre del 2001 este ataque directo contra la misión diplomática norteamericana en Libia. Es un hecho repudiable, visto desde cualquier perspectiva, que refleja la volatilidad de esa enorme tensión generada por prejuicios de uno y otro lado que dividen y siembran odio.
MINUTERO:
Privatizar la civilización
de los mayas y su arte
es algo que ya forma parte
de otro inmenso negoción