Otra vez, un guatemalteco


Editorial_LH

Desde que se inició el proceso de “solución” del diferendo territorial con Belice, se han repetido hechos violentos que terminan con la muerte de campesinos guatemaltecos tanto en uno como en el otro lado de la frontera y parece que la famosa zona de adyacencia no tiene una manera clara para delimitar la frontera entre los países.

Sin embargo, hay una característica que hace más que indignante esta situación: los fallecidos siempre han sido los campesinos guatemaltecos y el ejército que ha incursionado en territorio extranjero siempre es el beliceño.


Si tan complicado es para una patrulla militar poder determinar en qué parte se encuentran, ¿cómo esperan que un campesino cuyo único “equipo” puede ser un azadón y su machete evite traspasar la línea imaginaria?

Lo que sucede es que los beliceños nos han tomado la medida y juegan a dejarnos en ridículo a sabiendas de que no habrá mínima reacción. Desde que en tiempo de Serrano decidieron bajarse los pantalones ante los pedidos de los beliceños, se han venido dando los ataques permanentes contra los peteneros en la zona de adyacencia evidenciando el irrespeto a gobiernos sin carácter siquiera para presentar un reclamo, como el de Colom, quien le jugaron la vuelta como les dio la gana con la pasmosa actitud de una Cancillería que no hizo nada.

Pero ya va siendo hora de que el reclamo guatemalteco lo entiendan como algo más delicado los beliceños. No en balde debería de servir un ejército que buen dinero gasta del Presupuesto de Ingresos y Egresos de la Nación para proteger la soberanía nacional representada en la inviolabilidad de las fronteras.
 
Nunca hemos sido seguidores de acciones violentas, pero creemos que la determinación del ejército puede ser preventiva y ya estamos hartos de tener que ser siempre los que ponen los muertos mientras los beliceños siguen simplemente dando excusas estúpidas que en el pasado se han dado por buenas de parte de las autoridades guatemaltecas.

La OEA, que gracias a la dedicación y esfuerzo de José Miguel Insulza se ha consolidado como una entidad que no sirve para nada, continuará sin cumplir la función para la que se le integró en la resolución de un diferendo que, si no se empieza a regir con reglas claras, terminará peor de lo que empezó.

¿Hasta cuándo serán éstas las noticias de las relaciones con los beliceños?  No es correcto que se pueda seguir asesinando a nuestros campesinos, hombres dedicados a trabajar la tierra, sin que alguien les diga a los vecinos asesinos que no toleraremos más sus abusos.
   
MINUTERO:
 Más que zona de adyacencia
 es la zona de pendencia
 donde siempre ponemos los muertos
 y nos hacemos los tuertos