Otra vez Insulza


Editorial_LH

Los medios han recogido el comunicado del Secretario General de la Organización de Estados Americanos en el que expresa su preocupación por el clima de tensión que se vive en Guatemala por las elecciones y especialmente cita el tema del trámite para la inscripción y reconocimiento de algunas candidaturas, pero no se repara en la muy tendenciosa indicación de que la democracia se fortalece “siempre que permitan la expresión pací­fica de todas las preferencias polí­ticas, en el marco del respeto a los mecanismos institucionales. Una elección es un perí­odo natural de debate cí­vico y nadie deberí­a ser limitado en ello”.

 


Decimos tendenciosa porque habla de que hay que permitir todas las preferencias polí­ticas, sin excluir aquellas que constitucionalmente están prohibidas expresamente por la Carta Magna aunque el señor Insulza y toda la OEA digan que “nadie debe ser limitado en el debate cí­vico de una elección”.
 
 Por babosadas como las de Insulza es que pasan cuestiones como las de Honduras, puesto que su complicidad con gobiernos que son los promotores de la ruptura del orden constitucional es la causa de los problemas que luego se dan. Insulza defiende un sistema que llama democrático pero que en realidad se ha convertido en un negocio, en un trinquete a favor de unos cuantos que ponen el dinero para las elecciones y los pueblos bien gracias.
 
 Si se lee bien el comunicado de Insulza, su preocupación es que no se afecte al Gobierno y es que, como hemos dicho, la Organización de Estados Americanos es un club de gobiernos, no una institución que se interese y preocupe por los pueblos de la región. Históricamente así­ ha sido y precisamente por ello es que su papel desde su fundación hasta ahora tiene más motivos de vergí¼enza que de orgullo, puesto que ha sido uno de los organismos más sometidos de todo el sistema de entidades multilaterales o regionales.
 
 Casos como el de Guatemala en 1954 y Cuba posteriormente son ejemplo de cómo el sistema interamericano actúa, no digamos los casos de Belice y Malvinas en los que se tiene que lamentar la ausencia de actitudes claras y definidas.
 
 Por ello hay que leer entre lí­neas el mensaje de Insulza, puesto que no es una preocupación por las tensiones existentes en Guatemala, sino porque pueda verse afectado el interés del Gobierno y porque pueda ocurrir que alguien critique la labor de ese mismo Gobierno. La preocupación de Insulza no es nuestra Constitución, sino que puedan participar todos, sin tomar en cuenta que cada Estado tiene limitaciones expresas como condición especí­fica para optar a un cargo público.

Minutero:
Cuando nos habla la OEA 
siempre nos da una lección 
de cómo si se pelotea 
se cubre la aberración