La Sexta Cumbre de las Américas parece estar, como sus predecesoras, condenada a ser un verdadero fracaso porque ahora, según tres cancilleres latinoamericanos, ni siquiera se pusieron de acuerdo en un texto de declaración final porque Estados Unidos y Canadá vetaron el contenido de una declaración sobre Cuba.
La Cumbre es parte del sistema interamericano y teóricamente todos los asistentes tienen igual peso, pero como la OEA es perro faldero, todos los países tienen que jugar ese mismo papel porque si Estados Unidos no quiere algo, ejerce un veto que no está basado en ley ni regulado.
El tema de Cuba ha sido problema en todas las Cumbres por la decisión de excluir a ese país en concordancia con el boicot que se mantiene contra la isla. Las Cumbres generalmente giran alrededor de un gran tema pactado con antelación que tiene que ver con desarrollo y cooperación, pero lo que las hace siempre interesantes es lo que se discute fuera de la agenda que es trabajada durante meses por equipos técnicos que hacen largos documentos que nadie lee y, por supuesto, nadie ejecuta.
Este año el tema del narcotráfico es la mayor atención de la Cumbre luego de que el Presidente de un país pequeño, afectado por los cárteles de la droga, tuvo el atrevimiento de reclamar que la guerra como se libra no sirve y que hay que buscar otras vías, incluyendo la despenalización o cualquier otra ruta, para emprender una estrategia distinta que le permita a estos países vivir en paz y dejar de ser el chivo expiatorio de la demanda incesante que plantea el mercado norteamericano.
Sin ser tema de la Cumbre, el asunto del narcotráfico está allí y aunque los lacayos como el Presidente de un país vecino sigan ladrando, es obvio que habrá que discutirlo. No puede obviarse más el asunto porque en lo que hay coincidencia es en que el fracaso de la estrategia seguida hasta ahora no solo es evidente, sino sangrientamente doloroso para los países que ponen los muertos.
El mismo Obama ha dicho no a la despenalización, pero ha aceptado que hay que abordar el asunto con visión de búsqueda de nuevas rutas que es, precisamente, lo que Guatemala ha demandado.
De la Cumbre, para variar, no saldrá nada porque son reuniones estériles que no tienen más utilidad que el encuentro directo de los gobernantes para poder saludarse y, acaso, hablar brevísimamente de temas que interesan en la relación bilateral o multilateral. Pero en esta ocasión se puso una banderilla que no se puede ocultar y que estará allí hasta que seriamente se disponga un debate sobre el tema. La estrategia antinarcótica debe ser discutida.
Minutero:
Como todo lo que hace la OEA
la Cumbre es un fracaso
pues todo se pelotea
para terminar en abrazo