Otra crisis en Medio Oriente


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Las actuales situaciones y condiciones de crisis política y social que se viven en Siria, en Egipto y los territorios palestinos ocupados por Israel, están haciendo aguas y aumentando la tensión en la región, con alto riesgo de mayores complicaciones y de una real amenaza a la paz regional y probablemente global, que podría convertirse en una crisis de carácter humanitario, mayor que la existente.

Factor Méndez Doninelli


Por ahora, el caso más emblemático es sin duda en Siria, donde según académicos y expertos en la materia, la raíz del actual conflicto es religiosa, así que no dudan en decir que lo sucedido en aquel país, es una “guerra religiosa”, tribal, entre islamistas, que en la actualidad y en ese territorio, se libra entre suníes y sunitas y que tendría como fin, el control del poder político, que les permita a unos y otros, imponer su posición y de paso, resolver antiguas diferencias con sus vecinos de Irán e Irak.

    Se estima que por el conflicto sirio hay alrededor de dos millones de refugiados. Además, por las agencias de prensa globales, todo el mundo se ha enterado que esta semana, se ha producido una presunta masacre de civiles, entre ellos, cientos de niños. Las muertes ocurrieron por el uso de armas químicas de destrucción masiva, que se presume fueron utilizadas por los grupos de mercenarios armados, algunos de los cuales, gozan de la simpatía del Gobierno estadounidense y desde hace meses, han intensificado sus acciones que intentan derrocar al régimen de Al Assad.

    El presunto ataque ocurrió, mientras una delegación de la Organización de las Naciones Unidas ONU se encontraba de visita oficial en el país, atendiendo entrevistas con funcionarios militares y gubernamentales, lo que hace pensar, que el acto mencionado fue maquinado por la oposición, para hacer creer que había sido una operación ordenada por el Gobierno sirio y así facilitar la intervención militar de otros países, como Francia, el Reino Unido o los Estados Unidos de América.

    Lo cierto es que hasta hoy, se desconoce quiénes son los responsables del presunto uso de armas químicas, tampoco se sabe qué tipo de ingrediente ha sido empleado, lo único cierto, es la versión con imágenes de las múltiples muertes de personas, de seres humanos inocentes, víctimas del odio y del fanatismo, sea político, religioso, racial o de cualquier otra naturaleza.

    Es cierto también, que la noticia de la presunta masacre con armas químicas, ha levantado indignación mundial, dirigida en particular hacia el régimen de Al Assad en Damasco. La ONU y el Gobierno estadounidense han pedido una investigación inmediata y solicitado al Gobierno de Al Assad, que permita la llegada de expertos internacionales para que investiguen sobre el terreno. Por otra parte, el Gobierno de Moscú ha sugerido que todo se trata de un montaje preparado por los rebeldes sirios, para provocar una intervención internacional. Entretanto, Francia ha dicho que si se confirma el ataque y las muertes, pide a la comunidad internacional reaccionar con la fuerza. En el mismo sentido se ha pronunciado el Gobierno de Londres, que lanzó una advertencia a los aliados tradicionales del Gobierno de Damasco, al que señala como presunto responsable de esta escalada violenta.

    Lo prudente en este caso, es esperar el resultado de la investigación internacional de verificación del grupo de expertos de la ONU, que ya se encuentran en Damasco y de quienes se espera, informen sobre la denuncia y los presuntos sucesos graves que se han divulgado y que se asegura, ocurrieron en esa región del mundo.

    Desde 1970 la Asamblea General de Naciones Unidas, habló de proscribir las armas químicas y bacteriológicas y resolvió que en situaciones de conflicto: “Las poblaciones civiles no debían ser víctimas de represalias, traslados forzosos u otros ataques contra su integridad.”