La OTAN, preocupada por la multiplicación de sus contenciosos con Rusia, pidió hoy a las autoridades de Moscú precisiones sobre su anuncio de una «moratoria» del Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa (FCE), al cierre de una reunión ministerial en Oslo.
La OTAN quiere aclaraciones de Rusia sobre la entrada en vigencia y amplitud de la «moratoria» del FCE, sobre reducción de tropas y equipamientos firmado en 1990 y adaptado en 1999, dijo el portavoz de la Alianza Atlántica, James Appathurai.
Al final de una reunión de dos días de los cancilleres de los 26 países miembros de la OTAN en Oslo, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Jaap de Hoop Scheffer, indicó que el anuncio efectuado por el presidente ruso Vladimir Putin y reiterado por el ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, «tuvo el efecto de un baldazo de agua fría».
«Escuchar a Putin y Lavrov decir, sin que quede completamente claro para mí, que podría haber una suspensión (del Tratado) tuvo el efecto de un baldazo de agua fría», admitió De Hoop Scheffer.
Lavrov, «citando al presidente Putin» durante la reunión a nivel ministerial del Consejo OTAN-Rusia el jueves en Oslo, «sugirió con fuerza que iba a aplicarse una moratoria», según Appathurai.
«Las explicaciones de Lavrov fueron útiles, pero los países de la Alianza querrían una aclaración de las preocupaciones rusas sobre un cierto número de temas», estimó el vocero.
Mientras Francia pidió el viernes a Rusia rever su decisión, Alemania hizo un llamamiento para «evitar una escalada».
En cuanto al alcance de la decisión rusa sobre el FCE, Appathurai subrayó que la OTAN mantenía sus relaciones con Rusia, que constituyen un «vínculo estratégico fundamental para Europa».
De todos modos, dijo, «sería estúpido no preocuparse por el alza del nivel de la retórica (que opone a Rusia y la Alianza Atlántica) en cuestiones estratégicas claves como las Fuerzas Convencionales en Europa, la defensa antimisiles y la ampliación» de la OTAN.
Los ministros de Relaciones Exteriores de los 26 miembros de la OTAN debatieron el viernes otros temas potencialmente conflictivos con Rusia, como el futuro de Kosovo y la asociación con los países de los Balcanes o Ucrania.
Sobre Kosovo, la Alianza Atlántica y Rusia podrían verse enfrentadas en poco tiempo más.
El secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, pidió una solución rápida del futuro estatuto de Kosovo, juzgando el momento de «muy crítico».
La OTAN, que mantiene un contingente de 16.000 hombres en la provincia independentista serbia de mayoría albanesa, no tiene poder de decisión en cuanto al futuro del territorio administrado por la ONU, pero reafirmó el viernes su apoyo a las recomendaciones del emisario de Naciones Unidas, Martti Ahtisaari, a favor de una independencia bajo supervisión internacional.
La KFOR estará a cargo de vigilar la buena ejecución de las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU, una tarea que podría ser complicada si Rusia opone, como ya amenazó, su veto a una independencia que Serbia rechaza.
El viernes el jefe de la diplomacia rusa Serguei Lavrov calificó de «imperialista» y «totalmente errónea la idea de que corresponde a los occidentales y a Rusia decidir el estatuto de Kosovo», estimando que el mismo debe ser decidido «por las dos partes directamente concernidas, Pristina y Belgrado».