Los ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN reanudarán mañana en Oslo el diálogo abierto con su homólogo ruso Serguei Lavrov por el despliegue del escudo antimisiles norteamericano en Europa, cuya instalación es rechazada de plano por Moscú.
La reunión, en la que participará la secretaria de Estado estadounidense Condoleezza Rice, permitirá a la Alianza Atlántica intentar «encontrar un punto de vista común» con el responsable ruso, estimó el vicesecretario general de la OTAN para asuntos políticos, Martin Erdmann.
La cuestión del despliegue del escudo antimisiles norteamericano en Europa Central y del Este ha provocado una tensión con Rusia sin precedentes desde el final de la Guerra Fría.
En una primera discusión en Bruselas el pasado 19 de abril, altos funcionarios de la OTAN y Rusia habían mostrado sus diferencias en dos puntos esenciales: la realidad de una amenaza iraní a corto o mediano plazo, y el impacto del escudo en el equilibrio de fuerzas en Europa en detrimento de Moscú.
«Continuaremos discutiendo con Rusia sobre nuestro análisis, pero no creemos que podamos darnos el lujo de esperar a ver» lo que piensa Moscú para actuar, declaró un diplomático de la OTAN.
Estados Unidos anunció en enero su proyecto de instalar en Polonia y la República Checa misiles interceptadores de proyectiles intercontinentales y un radar para completar su escudo antimisil nacional.
Rusia reaccionó enérgicamente frente a este proyecto, a pesar de las garantías estadounidenses de que no está dirigido contra su enorme arsenal nuclear.
El objetivo declarado de Estados Unidos es el de proteger su territorio de las amenazas de los «Estados parias» de Oriente Medio, como Irán, si éstos llegasen a dotarse de cohetes intercontinentales con carga nuclear.
Si bien Irán lleva adelante un programa oficial de desarrollo balístico, sus misiles tienen por el momento un alcance máximo de 1.800 km, por lo que Rusia considera esa amenaza como hipotética y sospecha que Estados Unidos quiere infiltrarse en su área de influencia.
Presionado por sus aliados europeos y preocupado por no dar pretextos a Rusia para que se convierta en un socio excesivamente difícil, Washington multiplicó en las últimas semanas las ofertas de cooperación en defensa antimisil con Moscú.
El secretario norteamericano de Defensa, Robert Gates, viajó el lunes a Moscú, donde mantuvo conversaciones «positivas», según el diplomático.
Sin embargo, el ministro ruso de Defensa, Anatoli Serdiukov, reiteró que el «sistema de defensa antimisil estratégico es un gran factor de desestabilización, que puede ejerce una influencia considerable sobre a seguridad regional y mundial».
El jueves en Oslo, Condoleezza Rice buscará desactivar la resistencia rusa.
Estados Unidos está dispuesto a «dar todas las garantías necesarias para que Rusia se sienta cómoda», subrayó un diplomático norteamericano de la OTAN.
El viernes, en tanto, los 26 países de la Alianza analizará la situación de Kosovo, donde los 16.000 soldados de la fuerza de la OTAN, la KFOR, tendrán que aplicar las consignas de Naciones Unidas una vez que se establezca el estatuto de la provincia independentista serbia de mayoría albanesa.
El secretario norteamericano de Defensa, Robert Gates, llegó hoy a Berlín, la última etapa de una gira europea destinada a discutir el proyecto norteamericano de un escudo antimisiles en Europa del Este.
Gates informará a su homólogo Franz Josef Jung y al ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, los resultados de sus conversaciones en Moscú y Varsovia. El trató de reducir la oposición de Rusia a los planes estadounidenses para instalar elementos de defensa antimisiles en Polonia y la República Checa.