Hoy se cumplen los cien años de vida de Oscar Niemeyer, el arquitecto que ideó y construyó Brasilia, la nueva capital de Brasil, que sustituyó a Río de Janeiro, y que es todo un paradigma para la urbanización.
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Niemeyer es uno de los principales exponentes del movimiento moderno del arte en nuestro continente. Su característica esencial es lo plástico de su obra, su línea curva, su flexibilidad y la integración de otras artes dentro de la arquitectura. Amante de los materiales modernos, no ve material mejor que el hormigón y el concreto para poder tener esa versatilidad y los volúmenes con la gran riqueza formal que incorpora, para poder hacer poesía, sólo que en edificios en lugar de en una hoja de papel.
La carrera arquitectónica de Niemeyer empezó a adquirir fama en 1940, cuando diseñó la iglesia y el casino de Belo Horizonte, Brasil. La calidad de esos edificios le dio fama a nivel nacional.
Sin embargo, su gran logro fue haber ganado, junto al urbanista Lucio Costa, el concurso de proyectos para una nueva ciudad, la cual se constituiría en la capital brasileña: Brasilia.
Fue en 1956 cuando gana dicho concurso, y el 21 de abril de 1960 se funda la nueva capital, para empezarse a construir progresivamente.
Años atrás, Niemeyer se había dado a conocer por haber colaborado con la construcción del edificio de las Naciones Unidas, obra de Le Corbusier. En 1967, el arquitecto brasileño salió exiliado del país, yéndose a Europa, en donde tuvo una buena acogida, y donde también dejó constancia de su genio creador. En 1985. cuando terminan las dictaduras militares en Brasil, regresa a su país natal, para continuar con su obra en Brasilia y en Sao Paulo.
Entre sus nuevo proyectos, Niemeyer está desarrollando el más grande en Europa. Como agradecimiento a su condecoración por la Fundación Príncipe de Asturias, ha cedido a esta institución un proyecto para el Museo Internacional de los Premios Príncipe, que se ubicará en Avilés, en el Principado de Asturias. El complejo, de estética provocadora, es un resumen de la mejor arquitectura del brasileño y ha sido descrito por este como «una gran plaza abierta a todos los hombres y mujeres del mundo, un gran palco de teatro sobre la ría y la ciudad vieja».
A partir de 1960 ha trabajado indistintamente en su país y en el extranjero, realizando diversos conjuntos arquitectónicos en Alemania, Gran Bretaña, Italia, Argelia o Francia, entre otros países. Algunas de sus obras más destacadas durante estos años son la Universidad Constantina en Argelia, una biblioteca y una residencia de estudiantes en Oxford, Gran Bretaña, la embajada de Brasil en La Habana, Cuba, el Yacht Club en Río de Janeiro y el Ministerio de Defensa en Brasilia. También es obra suya el Memorial de América Latina, un inmenso centro cívico de ocho hectáreas inaugurado en 1989 en Sí£o Paulo. A lo largo de su dilatada carrera ha obtenido numerosos galardones entre los que destacan el Premio Lenin de la Paz (1963), el Premio Pritzker (1988) y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1989).
Actualmente, es una de las personalidades del arte más apreciadas del mundo, no sólo por sus diseños, sino por su compromiso social, adquirido tras el largo padecimiento de la dictadura en Brasil, así como el deseo de impulsar proyectos culturales y artísticos a escala mundial, como la reunión de las ocho casas de cultura más importantes del mundo, en una «cumbre» que inicia este fin de semana, con motivo de su cumpleaños número cien, en Madrid.