Los nicaragí¼enses estaban a punto de conceder un nuevo mandato presidencial al otrora revolucionario sandinista Daniel Ortega en las elecciones de ayer, a pesar de los informes de protestas y bloqueos a la participación de los observadores internacionales.
El presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas, dijo que según el conteo porcentual preliminar provisional de un total 177.472 votos, Ortega obtenía un 66,43% de los mismos, seguido de Fabio Gadea Mantilla con 25% y el ex presidente Arnoldo Alemán con 7,10%.
En un segundo conteo del 15,99% de los votos, presentado por el presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas, el mandatario aparece con el 63,95% de los votos, seguido por Fabio Gadea Mantilla del Partido Liberal Independiente (PLI) con 29,09% y el ex presidente Arnoldo Alemán con 6,27%.
Rivas dijo que el conteo corresponde al escrutinio de 2.072 juntas grabadas.
Eliseo Núñez Morales, jefe de campaña del PLI anunció que no reconocerán los resultados anunciados por el CSE hasta que se cuente el último voto.
Denunció al mismo tiempo que un 20% de sus fiscales fue impedido de trabajar normalmente en las juntas receptoras de votos «por turbas paramilitares».
Según las cifras provisionales, el gran perdedor de los comicios ha sido el ex presidente Alemán que para la elección de diputados apenas obtuvo un 7% de los votos, en tanto que Gadea Mantilla lograba 25% y Ortega 66%.
La fiesta sandinista por un supuesto triunfo de Ortega inició más temprano, cuando miles de jóvenes invadieron lugares públicos enarbolando banderas de su partido al grito de «Â¡Daniel! ¡Daniel!» en medio de estallidos de petardos.
En la denominada Plaza de las Victorias, en el centro de la ciudad, donde se comenzaban a congregar sus simpatizantes, obreros de la alcaldía sandinista de Managua levantaban una tarima en donde se presume hablará Ortega.
La Policía cerró el tránsito de vehículos mientras se colocaban altoparlantes y se reservaban sitios para las unidades móviles de las estaciones de radio y los canales oficiales de televisión.
Desde diferentes provincias del país se informó que los sandinistas ya cantaban victoria.
En tanto, la esposa de Ortega, Rosario Murillo, a través de la radio y TV sandinista dijo que era «un día histórico, porque juntos hemos forjado esta gran victoria, victoria del cristianismo, socialismo, solidaridad».
Las urnas cerraron mientras los observadores electorales internacionales reportaban problemas con el acceso a los centros de votación y un grupo independiente de observadores nacionales, Hagamos Democracia, presentaba un informe que daba cuenta de 600 denuncias de irregularidades en la votación, un puñado de heridos en protestas y 30 detenciones.
El jefe de la misión electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el argentino Dante Caputo, expresó en una rueda de prensa que «se nos impidió que nuestra gente estuviera en el momento preciso donde debería estar y eso no es subsanable y alterará nuestra capacidad de trabajo».
«Estamos navegando sin radar», expresó el jefe del contingente de observadores al explicar que coordinadores de las Juntas Receptoras de Votos (JRV), impidieron el acceso a 10 centros de votación, que representan el 20% de la muestra estadística en que la misión basa sus análisis.
Más tarde, la misión de la OEA emitió un comunicado expresando que «no constató anomalías relevantes».
Lamentó los hechos de violencia ocurridos y solicitó a las autoridades «investigar y esclarecer lo sucedido».
No obstante, dijo que recibió denuncias de diversas organizaciones políticas «sobre irregularidades» que, por tratarse de hechos «no constatados» por la misión, «serán procesados» conforme las normas establecidas.
Anunció que para el lunes emitirá sus «primeras conclusiones y recomendaciones», e hizo «un llamado a la tranquilidad y a la responsabilidad» y que en los próximos días dará «información de mayor precisión».
La OEA es, junto a otra misión de la Unión Europea, una de las pocas entidades internacionales que fueron autorizadas por las autoridades electorales para ejercer como observadores en los comicios.
Las juntas receptoras comenzaron a cerrar a las 6:00 de la tarde (2400 GMT).
El jefe de la Misión de Observadores de la Unión Europea, Luis Yáñez, dijo que «hubo un intento de impedirme la entrada en algún centro, pero lo interpreté como ignorancia o exceso de celo».
Yáñez dijo que la misión recibió quejas sobre problemas en las acreditaciones, en el despliegue de los fiscales de algunos partidos, en las actas de apertura y de escrutinio «que hemos podido comprobar».
Llamó a «que nadie se proclame ganador antes de que haya una confirmación firme y que nadie movilice a sus seguidores».
Las urnas abrieron en la capital a las 7:00 horas (1300 GMT) en un ambiente normal, pese a que la víspera la situación era muy tensa en las regiones del norte del país, donde se originaron reclamos violentos por el retraso en la entrega de documentos para votar.
Rivas, el presidente del CSE, no respondió a las denuncias de la OEA y sostuvo que «el proceso se desarrolla con total normalidad», aunque pidió al partido Liberal Independiente (PLI), que postula a Fabio Gadea Mantilla, «no boicotear el proceso», en consonancia con las denuncias que había formulado días antes responsabilizando a esa agrupación política de promover protestas para causar desestabilización.
La jefa de la policía, comisionada Aminta Granera, aseguró que los comicios se desarrollan con «total normalidad».
Sin embargo, el organismo de observación electoral independiente Hagamos Democracia presentó un amplio informe sobre 600 denuncias de anomalías y algunos actos de violencia en protesta por las mismas.
Según el informe, en el poblado de El Tuma, provincia de Matagalpa, 115 kilómetros al norte del país, seis personas resultaron heridas de gravedad y otras 30 fueron arrestadas durante enfrentamientos.
Agregó que en la ciudad de Juigalpa, 97 kilómetros al noreste de Managua, un centro de votación fue incendiado cuando los fiscales se enteraron que había boletas marcadas a favor del partido de gobierno.
En Sébaco, 80 kilómetros al norte de Managua, seis juntas receptoras de votos no abrieron por protestas opositores relacionadas con la falta de entrega de cédulas.
Un 40% de las denuncias se referían a la obstaculización a los fiscales de los partidos opositores.
Roberto Courtney, del organismo de observación electoral, dijo que las anomalías fueron tantas «que nos obligan a declarar que el proceso no fue justo ni creíble y por el contrario presenta indicios de fraude que incumplen requisitos intencionales».
«Prácticamente el Estado se ha quedado sólo contando los votos. Por tanto es muy difícil darle validez o tener alguna esperanza de que ese conteo sea fiel indicador de la voluntad popular», agregó.
Gadea Mantilla denunció que a lo largo del día «aumentaron las presiones sobre nuestros fiscales» y hubo «irregularidad en el proceso de cierre de las JRV».
Agradeció al pueblo de Nicaragua por haber asistido masivamente a votar, y, según dijo, «el intento de incentivar la abstención, y crear dificultades a lo largo del proceso electoral fracasó».
Ortega, de 65 años, candidato del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), llega a los comicios con un 46% de intención de voto, según la encuestadora Cid-Gallup, seguido por Gadea Mantilla, de la alianza Partido Liberal Independiente (PLI), con 30% de intención.
El mandatario, antiguo guerrillero sandinista, ha sido elegido en dos ocasiones anteriores: 1984 y 2006. Va por su tercer período gracias a que jueces afines a su partido declararon inaplicable una norma constitucional que le prohibía aspirar a un nuevo período. También encabezó la junta revolucionaria de gobierno que tomó el poder en 1979 al derrocar al dictador Anastasio Somoza Debayle y permaneció al mando hasta 1984, por lo que prácticamente ha dirigido el país a lo largo de 15 años.
Gadea Mantilla, empresario radial de 80 años, intentaba detenerlo en su intento, porque teme que Ortega intente reformas constitucionales que lo eternicen en el poder, imitando a Somoza.
Los comicios son observados por unos 200 funcionarios de diversos países de la Organización de Estados Americanos y de la Unión Europea.
Los organismos locales de observación electoral í‰tica y Transparencia, Hagamos Democracia y el Instituto Para del Desarrollo de la Democracia, a quienes no se les autorizó desplegar misiones de veedores, activaron teléfonos para recibir denuncias sobre presuntas irregularidades en los comicios.
En las elecciones municipales de 2008, el Consejo Supremo Electoral fue acusado de fraude, por lo que Estados Unidos y la Unión Europea cortaron parte de la ayuda al gobierno de Ortega, cuyo gobierno se sostiene con apoyo económico del gobierno venezolano.
En los comicios también se eligen 90 diputados de la Asamblea Nacional, unicameral, y 20 diputados ante el Parlamento Centroamericano.