Orquesta da esperanza a enfermos psiquiátricos


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La carrera de Ronald Braunstein como director musical no pudo haber tenido un mejor comienzo. Estudió en la Escuela de Juilliard, trabajó como invitado con orquestas como la Sinfónica de San Francisco y la Filarmónica de Berlín, y ganó la prestigiosa competencia de directores Herbert von Karajan en 1979.

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Por DAVE GRAM Agencia AP

Pero su trastorno bipolar atrasó lo que de otro modo habría sido una carrera brillante, incluyendo tres periodos de cinco años en los que tuvo dificultades para siquiera pararse de la cama, dice.

Conoció a su esposa, la trompetista francesa Caroline Whiddon, cuando ella trabajaba como manager de la Orquesta Juvenil de Vermont y Braunstein fue contratado como su director musical. Ella había tenido problemas de ansiedad y depresión.

El trastorno bipolar de Braunstein fue un factor en su despido de la orquesta juvenil en el 2011, dice la pareja, que respondió formando la Me2/orchestra, una orquesta en la que comparten sus problemas con sus músicos. (Me2, una variación de «me, too» en inglés, quiere decir «yo también»).

Es «la única organización de música clásica en el mundo para individuos con enfermedades mentales y personas que los apoyan», afirma Whiddon con base en sus búsquedas en Internet. «No puedo encontrar a nadie en línea que esté haciendo algo parecido a lo que nosotros estamos haciendo», dijo.

Esperan que una actuación como parte del First Night Burlington, un festival de artes en la ciudad más grande de Vermont que se realiza cada víspera de Año Nuevo, le genere algo de atención a la orquesta de dos años.

Parte de la misión de First Night es llevarle las artes a una amplia franja de la comunidad e invitarla a participar, dijo el director ejecutivo Tom Ayers. Así que cuando la Me2/orchestra presentó su solicitud, nos resultó idóneo. «Realmente va a tono con el corazón de nuestra misión», dijo Ayers.

Ese tipo de exposición es lo que Whiddon, de 44 años y el director ejecutivo de la orquesta, y Braunstein están buscando al tratar de usar el grupo para concientizar y aminorar los temores del público respecto a las enfermedades mentales.

Dijeron que se inspiraron en parte en el movimiento del Gay Men’s Chorus (Coro de Hombres Gays), que tiene grupos cantores en ciudades alrededor del mundo. Quieren hacer por la gente con enfermedades mentales lo que esos grupos hicieron por los gay.

«La idea es eliminar el estigma», dijo Whiddon, y agregó: «Ellos inspiraron a la gente alrededor del país a reunirse y a apoyarse unos a otros». Braunstein, de 58 años, dijo que ve su propia enfermedad como una parte clave de su talento.

«Me siento mucho más capaz de conectar con la grandiosidad, la emoción y la profundidad, más que una persona que no es bipolar», dijo. «Realmente paso por momentos altos y bajos, extremadamente remotos».

Braunstein dijo que su compositor predilecto es Beethoven y que siente una afinidad con el director de orquesta del siglo XX Otto Klemperer. Se cree que tanto Beethoven como Klemperer tuvieron trastorno bipolar. Una manifestación de su trastorno bipolar: una vez se perdió camino a un ensayo reciente en una sala donde había trabajado con el grupo una docena de veces.

Pero los músicos de la Me2/orchestra lo entienden. La aceptación, más que la perfección, es la razón de la existencia del grupo. Y los músicos tienen la oportunidad de tocar para un director de gran talla.

Durante un ensayo reciente, la orquesta se preparaba para conciertos en el Centro de Detención Juvenil de Woodside en Vermont y para la celebración de First Night en Burlington, esta última creada a semejanza de la celebración anual en Viena con la Marcha Radetzky y el vals del Danubio Azul.

Braunstein trabajó con los músicos en fraseo, articulación y otros aspectos técnicos. Durante la primera hora de ensayo, las mejoras fueron obvias. «Me estás siguiendo demasiado», le dijo a un timbalero que pensó que no estaba siguiendo el ritmo. «¿Pueden hacer las cuatro compases en un respiro?», le preguntó a los trompetistas.

La contrabajista Christa Mordoff, una asesora juvenil en el centro de detenciones, dijo durante el receso de un ensayo que una de las cosas que la motivaron fue el concierto en el sitio de trabajo.

Dijo que trató de ver de una manera realista cómo la música clásica sería recibida en un centro de detención juvenil. «A algunas personas les va a encantar, y hay otras que son muy negativas sin importar de qué se trate», dijo.

Pero Cuando se sentó a esperar que el ensayo se reanudara, Jake Belcher no dio señales de negativismo. Belcher, de 23 años, un violinista y estudiante de matemáticas en la Universidad de Vermont, dijo que hace 18 meses le diagnosticaron ansiedad y depresión y que se refugió en la música. La orquesta, expresó, es «una zona tácita y no crítica donde uno puede relajarse y saber que está entre buenas personas».