El origen de las instituciones financieras para el desarrollo internacional, fue generar el soporte inicial para impulsar proyectos de trascendencia en las naciones que se reflejarán en los indicadores de desarrollo humano o el fortalecimiento institucional necesario.
Todos los países, pero especialmente los que, como Guatemala, han tenido una tradición de mínima tasa tributaria encontraban dificultades para hacer los grandes proyectos de infraestructura y servicios como el acceso al agua potable y energía eléctrica para sus ciudadanos, etc., requieren asistencia de los organismos internacionales de desarrollo para lograr préstamos que facilitan a los Estados miembros dinero con tasas de interés bajas, siempre que se cumplan los requisitos de eficiencia en la ejecución de los programas.
Pero resulta que el camino que han tomado esas entidades que surgieron para ser la contraparte de un sistema financiero privado que era demasiado avorazado, es ser peor porque han dejado de lado la búsqueda del desarrollo y son unos perfectos motivadores de la ineficiencia pública y la corrupción.
¿En qué cabeza cabe este procedimiento? No es posible que los grandes talentos de las finanzas consideren que otorgar préstamos para cubrir el funcionamiento de un presupuesto desfinanciado es el mejor camino para el desarrollo.
Sin el talento que deben tener los burócratas internacionales, nos aventuramos a pedirles que si la gana que tienen es de gastar plata, que inviertan en dos programas fundamentales para nuestra Guatemala: un sistema de fortalecimiento para un combate real y frontal a la corrupción que inclusive le cuesta al Estado una muy buena tajada de todo ese endeudamiento; segundo, que se fortalezca la SAT para que se pueda recaudar justamente lo que corresponde según la ley, evitando la perniciosa influencia de grupos de poder que se benefician con la debilidad institucional para generar millonaria evasión por la vía del contrabando.
Prestar dinero para pagar deudas es absurdo y eso es lo que ha provocado la crisis financiera en otros países, puesto que nos se invierte en desarrollo, sino en cubrir gastos. No castiguen a nuestros ciudadanos y no se presten como salvadores cuando están siendo los verdugos.
La realidad es que en estas instancias como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Centroamericano de Integración Económica, se han logrado colar aquellos que con tal de mantener sus puestos de burócratas de alto nivel, satisfacen a los gobernantes de turno de los países miembros, colocan préstamos caros y se venden como salvadores en el desorden que les garantiza seguir en sus puestos. Eso, no se vale.
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Minutero:
Si no aplica la ley el Estado
ni puede cobrar sus impuestos,
no deja lugar a supuestos
y por mucho está ya fallado