El guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, ordenó el cierre de un centro de detención en el que permanecen manifestantes arrestados en las protestas posteriores a las elecciones presidenciales, por no respetar los derechos de los acusados, indicaron medios locales.
El ayatolá Jamenei «ha dado la orden a los responsables para que ninguna injusticia se cometa en contra de las personas (…) y de actuar en contra de toda violación contra la seguridad, la vida y los derechos de las personas», según la televisión estatal en inglés, Presse-TV, que citó a diputado Said Jalili, miembro de la comisión creada por el Parlamento para inspeccionar la situación de los detenidos.
Jalili añadió que en este contexto, el número uno iraní «ordenó el cierre de un centro de detención que no respeta las normas necesarias para el respecto de los derechos de los acusados». Se trata del centro de Kahrizak, al sur de Teherán.
La comisión de la que forma parte Jalili tiene previsto visitar la reputada cárcel de Evin, señaló también el diputado, según la agencia MEHR.
Según los diferentes responsables iraníes, unas 2.000 personas fueron arrestadas en las manifestaciones posteriores a la polémica reelección del ultraconservador Mahmud Ahmadinejad en las presidenciales del 12 de junio.
Unas 300 siguen detenidas. Las autoridades detuvieron también a numerosos responsables reformistas y periodistas.
Por su parte, el presidente del Parlamento, Ali Larijani, pidió un trato más justo y compasivo para los prisioneros.
«Los detenidos, en especial los estudiantes y los universitarios, deben ser tratados respetando la justicia y la compasión islámica», declaró Larijani, citado por la agencia ILNA.
También pidió que las personas arrestadas fueran «liberadas» en la medida de lo posible, para evitar toda recuperación por parte de los enemigos del régimen.
El jefe de la justicia iraní, el ayatolá Mahmud Hashemi Shahrudi, ordenó a sus servicios que esta semana decidan el futuro de estas personas, anunció el lunes su portavoz.
El responsable penitenciario de la provincia de Teherán, Sohrab Soleimani, negó por su parte que los dos jóvenes manifestantes Mohsen Ruholamini y Mohamad Kamrani murieran por golpes recibidos en la cárcel y dijo que padecían meningitis.
«Formaban parte de un grupo que fue trasladado de la cárcel de Evin. Ruholamini se sintió indispuesto en el coche que le transportaba hacia la cárcel. Se le llevó al hospital», según dijo Soleimani al diario Donya-e-Eqtesad.
Añadió que Kamrani «también se sintió mal en la cárcel durante dos a tres horas y también fue transferido al hospital» antes de ser liberado. «Murió al día siguiente», añadió.
Una versión que Mir Hosein Musavi, principal rival de Ahmadinejad en las elecciones, puso en duda el lunes. Si Ruholamini «murió de meningitis, ¿por qué tenía los dientes rotos?», preguntó.
El diario reformista Etamad Melli informó el martes sobre la muerte de Ramin Ghahremani, de 30 años, dos días después de su liberación, sin dar más detalles sobre las causas del deceso.
También «corre peligro» la vida del reformista Said Hajarian, detenido en la oleada de arrestos a responsables políticos tras las elecciones, según afirmó su esposa al diario Sarmayeh.
«Estaba pálido, muy debilitado, deprimido y lloraba todo el tiempo», explicó Vajiheh Marsuin, tras visitarle en la cárcel.
Said Hajarian, ex consejero del ex presidente reformista Mohamad Jatami, está en silla de ruedas desde que recibió el impacto de una bala en el año 2000.
El Parlamento iraní lanzó un procedimiento urgente para examinar una propuesta de ley para transformar las vicepresidencias en Ministerios, lo cual otorgaría a los legisladores el poder de ratificar a los vicepresidentes que hasta ahora no eran sometidos a la aprobación de los diputados. Ahmadinejad iniciará oficialmente su segundo mandato el próximo 5 de agosto.