Sólo tres de los siete testigos que el juez Primero de Ejecución aceptó a Mario Orantes, sentenciado por su complicidad en el asesinato a monseñor Gerardi, acudieron esta mañana a la audiencia solicitada por su defensa.
Mucho tiempo después de ser condenado a 20 años de prisión por el delito de ejecución extrajudicial en grado de complicidad a monseñor Juan Gerardi, Mario Orantes se presentó de nuevo en los tribunales para la audiencia de recepción de testigos solicitada por su abogado.
Julio Rolando Batres, capellán del Sistema Penitenciario, declaró ante el juez que había participado del trabajo religioso de Orantes durante su reclusión en la cárcel de la zona 18.
Rolando Girón Romero, médico del Hospital Hermano Pedro, indicó, también, que Orantes había realizado trabajo docente de filosofía y teología en ese centro médico.
Orantes declaró: «Todos los medios de prueba están dados y el trabajo está fundamentado y la conducta también, sólo tenemos que esperar a los testigos que faltaron»; el sacerdote, quien solicitó esa diligencia luego que el Hospital Hermano Pedro, donde permaneció recluido tres años, indicara que él no había laborado durante ese período.
El religioso manifestó que ese informe se refiere a que no realizó trabajo por el que devengara un salario, sino que la labor fue religiosa y gratuita. Orantes también dijo estar listo para el juicio eclesial al que podría ser sometido al salir de prisión.