Oposición intenta reagruparse


La oposición  liberal nicaragí¼ense está descontenta con el gobierno del presidente Daniel Ortega por no ver mejoras en las condiciones de vida. Foto AFP Miguel alvarez

Oposición nicaragí¼ense intenta reagruparse y celebra presiones a Ortega.


La oposición liberal nicaragí¼ense busca reagruparse y encabezar el descontento contra el gobierno del presidente Daniel Ortega tras los comicios municipales del 9 de noviembre, al tiempo que aplaudí­a las presiones que ejercen paí­ses europeos y Estados Unidos.

Los liberales que están divididos en tres facciones buscan juntar sus pedazos para unir fuerzas ante el gobierno y de paso aprovechar el descontento generado por los resultados electorales que favorecieron al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que ganó en 105 de 146 municipios, y que fueron denunciados como un fraude por la oposición.

«Nuestro reto será consolidar este consenso y convertirlo en un movimiento nacional donde haya sitio para todos» PLC, Movimiento de Renovación Sandinista (MRS-izquierda), Camino Cristiano, Resistencia Nicaragí¼ense (PRN-ex contras), conservadores, social cristianos y sandinistas no organizados, dijo Eduardo Montealegre, ex candidato a la alcaldí­a de Managua por la alianza PLC Y el Movimiento Vamos con Eduardo (MVE).

Los intentos de unidad habrí­an sido desoí­dos por una de las facciones liberales, la Alianza Liberal Nicaragí¼ense (ALN) que rechazó apoyar en el Congreso una iniciativa de ley para declarar nulas las elecciones y por el contrario decidió defender sus 100 mil votos obtenidos en los comicios, junto con cuatro alcaldí­as.

La ALN, serí­a la llave -con sus seis diputados- para liberales y sandinistas en su objetivo de lograr reunir 47 votos para obtener mayorí­a y controlar el Congreso, que actualmente esta paralizado.

Los liberales conminaron por segunda vez al presidente del Congreso, el sandinista René Núñez para que el viernes convoque a reunión de la mesa directiva a fin de introducir en la agenda legislativa el proyecto de ley para anular las elecciones.

Núñez suspendió las actividades legislativas el pasado lunes hasta que la oposición se convenza que el parlamento no tiene facultades para entrometerse en las decisiones de otro Poder de Estado, como es el Consejo Supremo Electoral (CSE), según dijo.

El ex presidente Arnoldo Alemán, lí­der del PLC, aplaudió la decisión del gobierno de Estados Unidos de suspender a Nicaragua el programa Cuenta Reto del Milenio (CRM) que financia en el occidente del paí­s proyectos valorados en 175 millones de dólares.

Alemán reconoció que con el congelamiento de esos fondos los que «sufren son los más pobres y más necesitados» pero justificó la medida como «una necesaria advertencia» para que el gobierno de Ortega cambie el rumbo que sigue hacia una dictadura.

En tanto, la empresa privada que también demanda una revisión de las actas de votación en los comicios, llamó al gobierno a reflexionar «para evitar» nuevas sanciones debido a que el cese del programa afectará varios proyectos de desarrollo que beneficiaban a unos 37.000 nicaragí¼enses de la región de occidente.

Desde el gobierno la suspensión de la ayuda estadounidense fue considerada como injerencista y que no tendrá efecto en las decisiones del gobierno.

«Eso no nos amedrenta, no nos va a echar para atrás, nos hace sentir incluso más libres cada vez que nos quitan cooperación», reaccionó Ortega, desde Caracas, donde asistió el miércoles a la cumbre de la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba).

MANAGUA El Barrio Hugo Chávez


Cuando llueve sobre Managua las polvorientas calles del Barrio Hugo Chávez se convierten en cauces de lodo, pero eso no desanima a sus vecinos que, pese a la pobreza, se sienten orgullosos de vivir en un lugar que lleva el nombre de su í­dolo, el presidente venezolano.

Situado a orillas del Lago de Managua, al costado de la ruta al aeropuerto internacional Augusto C. Sandino, en el barrio viven 564 familias que hace ocho años ocuparon un terreno baldí­o y levantaron precarias viviendas que tienen, en su mayorí­a, paredes de planchas de zinc y madera.

«Es un honor que lleve su nombre, aunque él (Chávez) nunca ha venido», dice a la AFP Bayardo Sánchez, padre de cuatro hijos, quien destaca que «éste es uno de los barrios más progresistas y de más seguridad de Managua. No hay centros de vicios ni cantinas».

En las calles del barrio cumplen tareas de vigilancia seis vecinos, a quienes las otras familias les pagan salarios por esta labor, aportando cada una 20 córdobas (un dólar) al mes, relata Sánchez.

Las casas no son muy grandes, por lo que a veces familias de ocho o diez miembros se tienen que acomodar en un par de cuartos. Muchos jefes de hogar son policí­as o jubilados de la Policí­a.

El barrio, donde ondean varias banderas rojinegras sandinistas, tiene una escuela y aunque carece de alcantarillado, posee electricidad, agua potable, teléfonos y TV cable. Algunos hogares incluso cuentan con TV satelital.

«Lo que falta es una cancha de básquet y fútbol», se queja Christopher Vargas, de 20 años, cajero en una empresa de buses internacionales.

«Uno vive humilde, porque uno vive conforme a lo que tiene», dice a la AFP Mercedes Acevedo, madre de ocho hijos, casada con un policí­a jubilado y dueña de un pequeño negocio de alimentos.

«El presidente Hugo Chávez ha tenido buenas intenciones de apoyar a Nicaragua», destaca Acevedo, de 57 años, quien cuenta que luchó en la guerrilla sandinista cuando era joven.

En Managua, las simpatí­as polí­ticas pueden salir a la luz por el vecindario donde vive una persona: existen los barrios Unión Soviética, Carlos Marx, Jorge Dimitrov y Hugo Chávez, y en ellos los sandinistas no tienen contrapeso.

Aunque el presidente de Venezuela ha viajado un par de veces a Managua desde que se estableció el barrio que lleva su nombre, jamás lo ha visitado, pero sus moradores esperan que lo haga algún dí­a, dice Bayardo Sánchez.

Las calles se inundan en la temporada de lluvias, de mayo a noviembre, porque las aguas caí­das en zonas más altas de la ciudad buscan un cauce hasta el lago, situado al norte de Managua.

«Cuando llueve se nos llenan las casas de agua», se lamenta Acevedo.

Por eso los vecinos están muy complacidos de que, a pesar de la tensión polí­tica tras los comicios municipales del 9 de noviembre, hayan comenzado las obras para dotar al Barrio Hugo Chávez de redes de alcantarillado y de cauces para las aguas de lluvia.

Los trabajos comenzaron la semana pasada y deben culminar en tres o cuatro meses, explica a la AFP José Donald Herní­quez, quien trabaja excavando las calles del barrio para la empresa pública de servicios sanitarios Enacal.

Las viviendas no tienen medidores de servicios públicos, por lo que todas pagan la tarifa mí­nima: por agua 76 córdobas (3,8 dólares) y por luz 100 córdobas (cinco dólares).

Los dueños de pequeños negocios, como Mercedes Acevedo, están contentos también porque ahora reciben microcréditos con bajo interés, otorgados por el gobierno de Daniel Ortega con recursos del ALBA, la Alternativa Bolivariana para las Américas impulsada por Chávez.

Acevedo, por ejemplo, recibió un préstamo de 5.500 córdobas (250 dólares), con un interés de 1% mensual, mientras que antes pagaba 5% si recurrí­a a bancos privados.

«Lo vamos a pagar en ocho meses. Es una cuota semanal de 178 córdobas (9 dólares), que es un monto bastante bajo para nosotros», dice la mujer.

«Creo que con este gobierno los pobres vamos a salir adelante», agrega.