Oposición china sigue bajo presión


Manifestación. Familiares de las ví­ctimas de la masacre de Tiananmen realizaron una vigilia en Hong Kong.

Dieciocho años después de la matanza en la plaza Tienanmen de Pekí­n, en una fecha ignorada por la prensa oficial, las autoridades chinas mantuvieron la presión sobre los disidentes, que este lunes denunciaron detenciones y arrestos domiciliarios.


Al menos seis personas, entre ellas Zhang Xianlin, miembro del grupo de las «Madres de Tienanmen» vieron en los últimos dí­as aumentar la vigilancia a que son sometidas, afirmó Hu Jia, figura de la disidencia contactada por teléfono.

«Una vez más las autoridades tratan de ahogar las crí­ticas durante el aniversario», dijo, mientras que otros militantes, en China y en HongKong también dieron cuenta de tentativas de las autoridades para controlar a los opositores.

Como Zhang, Hu fue puesto en arresto domiciliario y no pudo salir de su casa.

El abogado Pu Zhiqiang, que participó en las manifestaciones por la democracia cuando era estudiante, indicó haber visitado la plaza Tienanmen el domingo en la noche y que fue detenido durante varias horas por la policí­a, después de una entrevista con la radio Voice of America (VOA).

No obstante, Ding Zilin, una responsable de las «Madres de Tienanmen», y un pequeño grupo de personas fueron autorizadas a organizar una breve ceremonia el domingo por la noche al oeste de Pekí­n, cerca del lugar donde ella piensa que su hijo de 17 años murió de un balazo en la espalda, en la noche del 3 al 4 de junio de 1989.

«Es la primera vez en 18 años que hemos sido autorizados a hacer esto», explicó Ding Zilin, que ha sido citada en varias ocasiones para el Premia Nobel de la Paz.

«Quizás tratan de mejorar su imagen antes de los juegos Olí­mpicos» en 2008, agregó.

En la plaza Tienanmen, donde el movimiento democrático fue reprimido sangrientamente por el ejército, el lunes se paseaban los habituales turistas chinos y extranjeros, sin incidentes, constató un periodista de la AFP.

Un profesor, que acompañaba a un grupo de colegiales, evitó una pregunta sobre los acontecimientos de 1989, uno de los temas más sensibles en China.

«No quiero hablar de eso. Es el pasado, no hay ninguna razón para volver a hablar de eso», dijo, identificándose sólo por su apellido.

La plaza, donde el mausoleo de Mao Tse Tung está actualmente cerrado por trabajos, situado junto a la sede del Parlamento, es uno de los lugares más vigilados de China, con numerosos policí­as uniformados o de civil, y cámaras de ví­deo.

En Hong Kong, donde existe una amplia autonomí­a y una mayor libertad de expresión, varias decenas de miles de manifestantes debí­an participar el lunes en la noche en una velada en memoria de las ví­ctimas.

Esta manifestación es la única ceremonia conmemorativa de la matanza que es autorizada en territorio chino.

La explicación oficial de China se refiere a la represión como la necesidad de enfrentar una rebelión «contra-revolucionaria».

El 30 de junio de 1989, un informe de la municipalidad de Pekí­n dio cuenta de «decenas militares muertos, 6.000 miembros de las fuerzas del orden heridos, más de 3.000 civiles heridos y más de 200 muertos, entre ellos 36 estudiantes».

Pero el informe precisaba también que la mayorí­a de los civiles muertos eran «malhechores».

«Una vez más las autoridades tratan de ahogar las crí­ticas durante el aniversario.»

Zhang Xianlin, del grupo de las Madres de Tienanmen.