Al licenciado Conrado Reyes Sagastume se le presenta ahora una brillante oportunidad, única e irrepetible, para hacerle un enorme servicio a su patria. A lo largo de su vida, el profesional del derecho ha mostrado interés por el servicio público y no sólo fue magistrado sino que aspiró a dirigir los destinos del Colegio de Abogados, pero lo más importante es que se interesó por la docencia y varios de los jóvenes abogados de hoy le conocieron y recibieron de él conocimientos cuando fue profesor de las escuelas de derecho de mayor prestigio en el país.
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Pero todo ello, por crucial y trascendente que pueda haber sido, es nada en comparación con la extraordinaria oportunidad que tiene ahora de marcar posiblemente la mayor diferencia que nuestro país pueda tener en términos de avanzar hacia la institucionalidad democrática y el Estado de Derecho. Con impunidad, Guatemala es un Estado fallido incapaz de cumplir sus fines esenciales y condenado a perpetuas crisis de gobernabilidad. Por ello es que en los hombros de una persona, el licenciado Reyes Sagastume, cae ahora la mayor responsabilidad que guatemalteco alguno pueda tener porque de él dependerá que el país avance o que se mantenga en ese marasmo que se produce por el nada casual deterioro de todas sus instituciones y el debilitamiento del mismo Estado.
Puede parecer hasta cierto punto injusto hacer que recaiga sobre una persona el peso de tanta responsabilidad, pero es un hecho incuestionable e irrefutable que Guatemala entera depende en mucho de lo que haga o lo que deje de hacer quien asumió el cargo de Fiscal General de la República. Porque si en algo se observa y se palpa el Estado fallido es en el tema de la administración de la justicia y la vigencia de un régimen de legalidad en el que se tenga la elemental certeza de que quien viola la ley será juzgado y castigado. Por supuesto que no puede una persona realizar ese dramático cambio que todo un país necesita, pero en este caso sí que todo depende de los lineamientos que se den desde la Jefatura del Ministerio Público y de la voluntad política y decisión del mismo Fiscal General. Si el licenciado Reyes llega con la decisión de hacer del combate a la impunidad la tarea fundamental de su vida, los cambios se han de ver en poco tiempo y el país deberá agradecérselo.
Tiene el nuevo Fiscal el beneficio de la duda porque las tachas que se produjeron en su contra no lo vinculaban con sectores oscuros sino que se referían simplemente a que como profesional del derecho ha trabajado con los sectores empresariales, hecho que al fin y al cabo puede y debe considerarse como natural en el ejercicio de la abogacía, el notariado y en la asesoría legal, sin que eso descalifique a nadie. El Presidente ayer dijo que lo había nombrado por sus buenos vínculos con la comunidad internacional, lo que indicaría que puede tener el apoyo de países que están seriamente preocupados por la situación de Guatemala e interesados en apoyar el trabajo no sólo de la CICIG, sino que aún más importante, de un Ministerio Público que asuma como propia la tarea de emprender la lucha contra la impunidad en nuestra patria.
El acompañamiento de la sociedad y de la prensa tiene que verse en estas circunstancias como un aporte muy positivo si el nuevo Fiscal lo sabe valorar y utilizar, puesto que puede convertirse en una seria e importante asesoría permanente si el licenciado Reyes la toma como crítica constructiva y propositiva en vez de verla como expresión de ataque sistemático. De nuestra parte, estaremos jugando nuestro papel de siempre, apoyando a quien se muestre comprometido con los intereses de la Patria.