Opiniones de empresarios sobre el TLC-CAUSA o DR-CAFTA


En el artí­culo anterior comenté las opiniones dadas a un periodista de Prensa Libre (edición de 9/ 7/ 97) por la directora ejecutiva de la Asociación Guatemalteca de Exportadores, Fanny D. Estrada, por el presidente de la Cámara del Agro, Carlos Enrique Zúñiga Fumagalli, y por el director ejecutivo de la Cámara de Industria. Los tres en sentido favorable, aunque con diferencias de grado y de puntos de vista, pues para Zúñiga es «excelente» y destacó que propicia el aumento del valor agregado de las materias primas que se exportan; le sigue Sagastume, quien, es paradójico que siendo industrial guatemalteco, puso el acento en los inversionistas extranjeros y a la par de Sagastume aboga por el incremento de las inversiones extranjeras, principalmente en la industria procesadora de productos alimenticios.

Alfonso Bauer

En esta segunda parte me referiré a la valoración que del DR-CAFTA hicieron en sus respuestas a su entrevistador de Prensa Libre, el presidente de la Cámara Empresarial de Comercio y Servicios, César Estrada, y por la empresaria Reny Mariane Bake.

Estrada se manifestó optimista, porque para los comerciantes del paí­s, a medida que aumente la demanda, también se puede mejorar la oferta. A su juicio los negocios mejoraron, es decir crecieron las importaciones a EUA, y puso énfasis en la responsabilidad con que los comerciantes nacionales sirven al mercado estadounidense y a sus exigentes consumidores. Por cierto nada dice de cómo atienden a los necesitados consumidores guatemaltecos. A la pregunta de si, por efecto de la vigencia del TLC-CAUSA, habí­an aumentado las exportaciones dijo que sí­, porque los trámites para el ingreso de nuestras exportaciones a aquel gran mercado se han agilizado, pero que todaví­a son obstaculizadas por trabas no arancelarias. Señalamientos correcto que distingue a este empresario como menos incondicional admirador y creyente de las «bondades» del sedicente Tratado de Libre Comercio (TLC), cuyas siglas en la realidad más corresponden a un Tratado de Ligazón y Compresión (TLC) por el cual la parte poderosa impone a la parte débil las condiciones desiguales en las relaciones de comercio, por supuesto siendo mayoritariamente de más, muchí­simo más ventaja no para agricultores, industriales y comerciantes guatemaltecos, sino para los de la EE.UU.

A la pregunta ¿Hay más alianzas estratégicas?, el presidente de la Cámara Empresarial de Comercio y Servicios respondió.

«La confianza en el paí­s ha mejorado y los inversionistas estadounidenses, así­ como fabricantes e importadores estadounidenses, tienden a ver la región con más confianza y mejor futuro. Esto ha generado más alianzas entre empresas de ambas regiones»

El declarante debe saber que esa «confianza» no se debe a la vigencia del TLC, sino al hecho real que los empresarios norteamericanos, máxime las gigantescas transnacionales están bien sabidas de la actitud de sometimiento, tanto de la clase burguesa de Guatemala y de Centro América, como de los gobernantes y burocracia de los paí­ses del istmo centroamericano, a los dictados del poder económico y del Gobierno de los Estados Unidos.

Por otra parte, la afirmación del presidente de la cámara de comerciantes relativa a que tal «confianza» «ha generado más alianzas entre empresas de ambas regiones,» podrá ser cierta, pero lo que no dice y seguramente lo sabe, es que esas alianzas han sido perjudiciales a las empresas nacionales. Prueba de ello son la red de despensas y supermercados Paiz, «aliada», por no decir absorbida, por la transnacional Wal Mart y las de empresas bancarias, en las que más que «alianzas» hay eliminación del servicio nacional para se sustituido por los carteles internacionales como City. E igual sucede con esa otra nueva forma de «alianza», o sea el sistema de franquicias, en el cual familias de grandes y poderosos empresarios guatemaltecos termina siendo sólo presta nombres del inversor extranjero.

La gentil empresaria Reny Mariane Bake, al responder las preguntas de su entrevistador sobre su opinión respecto al primer aniversario del TLC con EE.UU. fue muy cautelosa. No se manifestó muy admirativa como sus otros colegas, pero tampoco crí­ticamente. Se limitó a comparar el recién nacido TLC con un bebé de carne y hueso, que merece y necesita muchos cuidados de sus progenitores, pero olvidó que como ya dije, para los exportadores e importadores gringos, conforme su credo neoliberal, han sido en el mejor de los casos, importadores de dichos para adoptarlos, por lo cual pagan grandes cantidades de dólares desnaturalizando a no pocas madres guatemaltecas que por la ambición crematí­stica venden a sus crí­as y crí­os. O lo que es peor, los inocentes bebés son secuestrados por agentes de las mafias organizadas para explotarlos vilmente en el mercado del comercio de la pornografí­a.

Por último, me pregunto, ¿por qué será que Prensa Libre sólo indaga opinión de empresarios poderosos y no de pequeños y medianos, o de dirigentes sindicales de empresas urbanas y rurales o de los millones de consumidores guatemaltecos?