La votación de la ONU sobre la resolución que impone un «tribunal especial» para juzgar a los asesinos del ex primer ministro Rafic Hariri, era esperada este miércoles en el Líbano mientras seguía la violencia con combates en el norte y atentados en Beirut.
«Los libaneses sueñan desde hace dos años (…) que el tribunal encargado de juzgar a los asesinos de Rafic Hariri se haga por fin realidad» el miércoles, escribe en su portada el diario en francés L’Orient-le-jour.
Si bien la mayoría parlamentaria antisiria aplaude lo que considera una votación «histórica», la oposición dirigida por el poderoso Hezbolá chiita, apoyado por Damasco, reitera que «no reconocerá jamás el tribunal internacional».
Esta cuestión fue el detonador de una grave crisis política en el Líbano con la dimisión de todos los ministros de la oposición en noviembre pasado, que expresa el temor de una «politización del tribunal» y el surgimiento de más divisiones en el país.
Siria, que fue señalada de haber participado en el asesinato de Hariri en febrero de 2005 en Beirut, advirtió contra la creación del tribunal, impuesto según ella por Washington, que quiere imponer su «hegemonía» en la región.
Líbano estaba bajo tutela siria cuando ocurrió el atentado.
El miércoles, Saad Hariri, jefe de la mayoría parlamentaria antisiria e hijo del asesinado, advirtió contra actos de «provocación» de parte de Damasco después del voto en la ONU, y llamó a los libaneses a la calma.
El texto de la resolución en su versión final fue presentado el martes por la tarde, listo para el voto que tendría lugar el miércoles en la tarde en Nueva York.
El proyecto prevé que el 10 de junio entrará automáticamente en vigencia la convención firmada entre la ONU y Líbano sobre la creación del tribunal, a menos que las partes libanesas logren un acuerdo para proceder a una ratificación antes de la fecha.
En la última tentativa para un acuerdo interlibanés sobre el tribunal, el presidente Emile Lahoud, allegado a Damasco, propuso el martes instalar un gabinete de «salvación nacional» de seis ministros, para facilitar la ratificación de la convención y una solución de la crisis política.
La proposición fue desestimada por Saad Hariri y por numerosos diputados antisirios.
Una convención que establece el tribunal fue firmada entre la ONU y el gobierno libanés, pero su ratificación por el Parlamento libanés no pudo tener lugar debido a la crisis política.
Lahoud considera como «ilegítimo» el gobierno de Fouad Siniora, apoyado por el Occidente.
El presidente del Parlamento, Nabih Berri, otra figura de la oposición, rechaza convocar a la Cámara para permitir continúe el proceso de ratificación.
Por undécimo día consecutivo hubo enfrentamientos entre el ejército y los islamistas del grupúsculo Fatah al-Islam atrincherados en al campo de refugiados palestinos de Nahr al-Bared, en el norte del país, sin que se perfile una solución de la crisis.
El ejército mantiene su cerco en torno a Nahr al-Bared desde el 20 de mayo, cuando los primeros combates se produjeron luego de ataques del Fatah al-Islam contra los soldados en el norte del Líbano.
Por otra parte, cuatro atentados con bomba se produjeron en Beirut y sus alrededores en los últimos diez días.
La mayoría parlamentaria acusó a Siria de querer, mediante «actos terroristas, sabotear la creación del tribunal».