ONU en Irak preocupada por ejecuciones


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La cantidad de iraquíes ejecutados extrajudicialmente aumentó el mes pasado, informó la ONU ayer, lo que hace aumentar temores de un regreso de los escuadrones de la muerte que mataron a miles de personas durante los días aciagos de la violencia sectaria tras la invasión liderada por Estados Unidos.

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Por KIM GAMEL y SAMEER N. YACOUB BAGDAD Agencia AP

El aumento en los asesinatos ocurre en momentos en que la ONU informa que el saldo general de muertes de noviembre bajó a 659, en comparación con 979 en octubre. Más de 8.000 personas han sido asesinadas desde el comienzo del año en Irak.

En un ejemplo de otros peligros que enfrenta la población, tres bombas explotaron en medio de la procesión del funeral del hijo de un jefe tribal suní opuesto a al-Qaida en el noreste de Bagdad, el peor en una ola de ataques que dejó 17 muertos el domingo, dijeron funcionarios iraquíes.

«Parece que la historia se repite siempre en Irak», dijo Qassim Haider, un chií dueño de una tienda de ropa de hombres en el este de Bagdad, quien agregó que ya no acepta invitaciones a visitar a sus amigos en los vecindarios suníes por temor a la violencia.

El caos casi destrozó el país tras la invasión liderada por Estados Unidos en 2003 que derrocó a Saddam Hussein. La violencia cedió en 2008 después de varias ofensivas militares de fuerzas estadounidenses e iraquíes contra al-Qaida, pero la violencia resurgió después de una ofensiva el 23 de abril por parte de fuerzas seguridad en un campamento de manifestantes suníes en el norte.

Los iraquíes se han acostumbrados a las explosiones, pero el reciente descubrimiento de cadáveres acribillados a balazos hace que muchos se preocupen por una largamente temida reanudación de enfrentamientos abiertos entre facciones chiíes y suníes.

Mazin Sabeeh, un suní del norte de Bagdad y empleado del gobierno, dijo que ya no visita vecindarios suníes para evitar que los extremistas lo secuestren y lo maten.

«Aparentemente, algunas personas de la otra secta siguen decididas a atentar contra los suníes», dijo. «Con el vacío de seguridad y el deterioro de la situación, piensan que es hora de saldar cuentas viejas».

La cifra de víctimas de noviembre incluye 565 civiles y 94 efectivos de seguridad asesinados, y 1.373 heridos en los ataques, según la misión de la ONU en Irak.

La mayoría de las muertes ocurrieron en Bagdad y sus alrededores, 224, seguida por la volatín provincia norteña de Ninevah con 107.

En total, por lo menos 7.157 civiles y 952 efectivos de seguridad han sido asesinados desde enero, informó la ONU.

El enviado de la organización mundial ante Irak, Nicolai Mladenov, mencionó el alza en la cantidad de ejecutados extrajudicialmente, entre ellos varios decapitados, y exhortó al gobierno iraquí a tomar medidas urgentes para encontrar a los atacantes y enjuiciarlos.

La semana pasada, la policía encontró 31 cadáveres de hombres, mujeres y niños ejecutados de un tiro en la cabeza en tres lugares de Bagdad, lo que hizo recordar la violencia sectaria de 2006 y 2007, cuando los extremistas secuestraban y asesinaban a miembros de otros grupos religiosos, aunque las cifras de ahora son mucho menores.

«Estoy profundamente preocupado por el reciente aumento en los asesinatos estilo ejecución, perpetrados de formas particularmente horrendas», dijo Mladenov.

Ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad por los cadáveres encontrados. Los extremistas chiíes pueden estar vengándose por los atentados de insurgentes suníes. Algunos líderes chiíes ya han convocado a las armas a sus seguidores, alegando que es defensa propia ante los incesantes atentados que han dejado miles de muertos en zonas chiíes este año.

Extremistas afiliados con la rama local de al-Qaida también atacan a los suníes por considerarlos traidores, así como a chiíes.

Muhsin Abdul-Qadir, suní y empleado del gobierno, acusó a las fuerzas de seguridad de hacerse de la vista gorda ante el aumento de la actividad de las milicias chiíes.

«El país va camino de lo peor debido a las políticas sectarias del gobierno», dijo.

Miembros de ambas sectas culpan fundamentalmente al gobierno del primer ministro Nuri al-Maliki por no ofrecer seguridad y estabilidad.

«Al-Qaida y otros grupos terroristas se fortalecen mientras nuestras fuerzas de seguridad se debilitan», dijo el legislador chií Mushriq Naji. «Al-Qaida escoge con facilidad la hora, el lugar y la forma de matar a nuestra gente».