Inicio de año; época de compra de útiles escolares, uniformes, pagos legales e ilegales de inscripción en escuelas, colegios, institutos y universidades; época de quejas, de apreturas económicas y de ansias renovadas de seguridad.
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Se inició también el «año electoral» de la clase política con vallas publicitarias terrestres y aéreas, publicación de campos pagados en medios escritos y televisivos, entrevistas radiales y la infaltable peculiaridad de las «bolas y/o rumores»; es época de acarrear agua para el molino de los intereses políticos creando campañas negras en todo medio de comunicación. Se inicia la captación del voto incauto de aquella población que por vez primera será actora en un proceso electoral; es decir los jóvenes ciudadanos que no conocen la historia política de Guatemala, ni la trayectoria abyecta y miasmática de los políticos criollos; a ellos se les encandilará con canciones rítmicas, anuncios falsos, mentiras disfrazadas de verdades o en su caso verdades a medias acerca de la honestidad y virtudes de los candidatos. Se inició la época de la DEMAGOGIA, palabra que deviene del idioma griego ? ??? -d?mos-, pueblo y ???? -agein-, dirigir; es una idea política que consiste en apelar a emociones (sentimientos, amores, odios, miedos, deseos) para ganar el apoyo popular, frecuentemente con el uso de la retórica y la propaganda. í‰poca de candidatos a cargos de elección popular que se presentan ante la población electoral como los más interesados en el bien común, se desviven por dar imagen de personas serias y muy bien enteradas de los problemas de la comunidad; y por supuesto, dicen que ellos y sólo ellos tienen la capacidad política y administrativa para brindar educación, salud, seguridad y trabajo; descalifican a sus oponentes con toda clase de acusaciones ciertas e inciertas. El año electoral, es la época en que los verdaderos dueños de Guatemala, se ven en la necesidad de invertir «algunos centavos» para ayudar a los gastos que implica la propaganda de los partidos políticos; en algunos casos, los poderosos económicos «ayudan» a los dos partidos con mejores probabilidades de triunfo electoral, asegurando de esa forma, la continuidad de los muchos privilegios a los que según ellos tienen derecho a usufructuar como factura política al partido político ganador que sufragaron. Lo que distingue a la democracia de la oligarquía, es la pobreza y la riqueza; y donde quiera que el poder esté en manos de los ricos, sean mayoría o minoría, es una oligarquía; y donde quiera que esté en las manos de los pobres, es una demagogia. Los millonarios de Guatemala, los ricos, las transnacionales, multinacionales y los narcotraficantes juegan otra vez a invertir en el negocio de la política criolla para sacar más y mejores ganancias producto de sus actividades lícitas e ilícitas con la protección del aparato estatal a su servicio.