Datos del Organismo Judicial refieren que desde enero del 2011 a noviembre del 2013 ingresaron 141 mil 538 procesos por violencia intrafamiliar, que dejaron tras de sí a 152 mil 441 víctimas. En algunos casos, como en la historia retratada, las agresiones no son denunciadas y llegan a consecuencias aún peores.
jgarcia@lahora.com.gt
Javier Orlando Figueroa Coslayá tenía 20 años y casi todos los vivió en medio de una violencia intrafamiliar que lo consumió. Era el 16 de julio del 2011, la noche ya había caído y llovía.
El joven caminaba hacia su casa. Tambaleaba, había tomado cerveza. En tanto en su casa, su madre Mirna Gerarda Coslayá cocinaba, mientras el menor de sus hermanos, un niño introvertido de 11 años, veía la televisión.
Bajo la lluvia llegó Ángel Orlando Figueroa y ebrio tocó con fuerza la puerta de la casa de Mirna, su esposa, de quien ya se había separado, pero aún le exigía que le preparara comida y le lavara la ropa; también le entregaba algo de dinero para la alimentación de sus hijos, pero de igual forma, no alcanzaba.
La señora, que se encontraba en ginas, antes de salir de la casa para encontrar a su exconviviente le avisó al pequeño que estaría afuera con su papá. Allí discutieron, su esposo gritaba y alegaba, y le recriminaba acciones de su hijo Javier.
De pronto apareció el hijo mayor, también ebrio, y empezaron a discutir frente a Mirna. La señora trató de disuadir el problema, el esposo salió corriendo cuando su hijo lleno de rabia trató de golpearlo.
Detrás iba Mirna pero caminaba despacio por el tipo de calzado que usaba y cuando llegó al lugar donde estaban su hijo y esposo ebrios, encontró al segundo lesionado y empezó a pedir auxilio.
Javier huyó con las manos llenas de sangre, mientras un grupo de vecinos auxiliaba a su padre.
Lo subieron en un picop y en el camino lo trasladaron a la ambulancia que lo llevaría al hospital. Sin embargo murió antes de llegar, debido a 21 puñaladas que su hijo le propició.
Por dichos hechos Javier enfrentó juicio desde el pasado 28 de octubre y el 18 de noviembre el Tribunal Tercero de Sentencia lo declaró culpable del delito de parricidio, condenándolo a una pena de 25 años de prisión.
Durante el debate seguido en su contra, una psicóloga declaró al Tribunal que el crimen fue la consecuencia de la violencia intrafamiliar que el señalado vivió durante toda su vida.
La profesional indicó que durante una entrevista realizada a Mirna, ella habló de una forma espontánea sobre el cuadro de violencia que atravesó con su esposo.
“Sufrió mucho maltrato físico, psicológico, infidelidades, humillaciones y dijo que sus tres hijos varones estaban muy afectados, y que lamentaba muchísimo no haberlo denunciado antes”, fue lo que declaró al Tribunal.
Lo último lo amplió porque la señora lamentaba que su hijo Javier hubiera cobrado justicia por su propia mano: “Es un sentimiento de culpa el que hay en ella por no haber asumido alguna responsabilidad, el hecho de que alguien más haya salido en su defensa”.
La psicóloga del caso también dijo que la violencia intrafamiliar no solo la víctima directa la sufre, “por eso es intrafamiliar, y pese a que no vivan en casa, hay una historia, antecedentes, muchos hechos donde han visto sufrir a la señora, que los trauma”.
En una oportunidad la señora Mirna manifestó que su esposo “barría” con ella al momento de golpearla; la violencia que manifestó haber sufrido era brutal.
Cuando el Tribunal declaró culpable a Javier, en una sala de audiencias cuyo único público era su madre y su novia, las lágrimas pendían de su rostro. Todo el tiempo sostuvo una biblia abierta entre sus manos, y al escuchar el fallo, la abogada le susurró “no se preocupe porque la Defensa Pública apelará”.
Al ser abordado por La Hora, de forma escueta y negando ser entrevistado, Javier dijo que se arrepentía de no haber denunciado y de haber matado a su papá. También expresó que había encontrado a Jesús y que le pedía perdón por lo que pasó.
El caso anterior relata un cuadro de violencia intrafamiliar, una historia donde un delito no fue denunciado y llevó el sentimiento a un desborde incontrolable de violencia.
MILES DE CASOS
Según un informe estadístico del Centro de Información y Documentación Estadística del Organismo Judicial (CIDEJ) desde enero del 2011 al 20 de noviembre del 2013 ingresaron 141 mil 538 casos por violencia intrafamiliar.
Según los datos, los casos se registran en su mayoría en el departamento de Guatemala, con 48 mil 296 procesos penales, de los cuales se desprenden 152 mil 441 víctimas. VER RECUADRO: LAS VÍCTIMAS.
Además, los datos refieren que en dichos casos los agresores fueron 85 mil 202 convivientes de las personas víctimas, mientras que 27 mil 260 de los victimarios fueron expareja, y 26 mil 959 familiares.
Por otro lado, un informe de la Procuraduría de Derechos Humanos con datos del Instituto Nacional de Estadística da cuenta que la taza de violencia intrafamiliar por cada 100 mil habitantes para el 2011 era de 15 víctimas.
Dicho informe detalla que en el 88.22 por ciento de los casos la víctima es de sexo femenino, y el restante 11.75 es de sexo masculino. Este tipo de violencia alcanza un porcentaje de 70.26 por ciento en el área rural, mientras que un 29.74 en el área urbana.
Los datos del Procurador refieren que la mayor cantidad de víctimas son las personas adultas, entre los 30 y 59 años de edad con un 30.17 por ciento, seguido de los adolescentes entre los 14 y 19 años con un 19.55 de aparición en los casos.
Los juzgados de todo el país han recibido 141 mil 538 casos de violencia intrafamiliar. Según los datos del Poder Judicial en dichos procesos se han otorgado 123 mil 623 medidas de seguridad para las víctimas, y en 49 mil 187 de los expedientes se ha considerado que las agresiones constituyen un delito, mientras que en 5 mil 258 causas lo denunciado fue considerado una falta.
DE LA CASA A LA CALLE
Karla Campos, abogada del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), opinó que según estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE) el orden refiere que el primero que comete violencia intrafamiliar es el esposo o el conviviente. En segundo lugar se ubican los exconvivientes, seguidos de los parientes, y por último los padres.
“Hemos cruzado la información y hemos visto que todo tipo de violencia intrafamiliar sí se vincula en cierto momento con la violencia común que se vive en la calle”, refirió la entrevistada.
Según su análisis existe un gran número de casos donde las situaciones que se viven dentro del hogar desembocan en hechos delictivos que dañan a más personas; pero, ¿por qué sucede esto?
Campos indicó que en base a estudios psicológicos que la entidad ha realizado se concluye que la violencia psicológica que se vive dentro del núcleo familiar tiene también una respuesta violenta de parte de quienes atraviesan constantemente situaciones como estas, para dañar así a terceras personas.
“Le cito un ejemplo, los jóvenes que integran maras dentro de su hogar no tienen el amor que ellos están buscando, y aunque dentro de la estructura criminal no encuentren ese cariño que necesitan, si se topan con una organización con la que se identifican. Allí tienen una protección, pero mala”, opinó.
También añadió que el Estado falla en este sentido, puesto que no ofrece a los jóvenes lo que en realidad necesitan: “No hay educación y lo que aprenden entonces es a robar, extorsionar, o cualquier cosa”.
Entonces, ¿cuál es el resultado de la acumulación de violencia? “Una sociedad desintegrada en la que nadie puede confiar en nadie y para erradicar la violencia intrafamiliar, es necesario que las mujeres tomen conciencia del valor que tienen”, acotó.
Algo que sucede en muchos casos es que ante la falta de confianza en sí mismas, las féminas sufren de baja autoestima, situación que las refleja dentro de su ámbito social y las deja vulnerables ante la violencia intrafamiliar.
En ese sentido Campos enfatizó en lo esencial del papel de las denuncias por este tipo de hechos ilícitos, “derivado de una denuncia de violencia intrafamiliar van a salir muchas cosas, y una de ellas puede ser que las agresiones cesen”.
También dijo que un panorama que dificulta la interposición de la denuncia es el miedo a quedarse sin una manutención, pero lo primero que deben tener en cuenta las víctimas es que dejarán de serlo, “dejarán de ser golpeadas, y un día hasta las pueden matar”.
SISTEMA JURÍDICO
Nery Batén, abogado de la Fundación Red de Sobrevivientes de Violencia Doméstica, explicó que este tipo de violencia está compuesta por todas las acciones realizadas por un agresor en contra de su conviviente, o con quien tengan una relación marital.
“Estamos hablando únicamente de hechos que se dan en el ámbito privado, cuando existen ya relaciones de parejas; recordemos que según nuestra legislación anteriormente solo existía la Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia intrafamiliar, es decir que solo se podía permitir que la persona agredida tuviera derecho a medidas de seguridad”, explicó.
Dichas medidas de seguridad podían ser de restricción o bien interponer una denuncia pero por un delito menor. Sin embargo, a partir del 2008 cuando entra en vigencia la Ley contra el Femicidio y otras formas de violencia contra la mujer, la violencia intrafamiliar encuadra dentro de esta normativa.
Esto permitió que lo que se consideraba “asuntos de familia”, de la intimidad o de un hogar, fuera constitutivo de un ilícito penal, donde la violencia no solo se comete en casa, sino también en el ámbito de la comunidad, de la sociedad, educativo, religioso y laboral.
La Ley permitió que no solo se otorguen medidas de seguridad al haber relaciones desiguales y acciones en contra de una mujer, sino que se ameriten que se abra un proceso penal, puesto que las agresiones no son solo físicas, sino también psicológicas, patrimoniales, económicas, sexuales, entre otras.
MÁS DENUNCIAS
Pese a los datos del Organismo Judicial que refieren que en el 2013 hubo una reducción de casi un 50 por ciento en los casos que ingresaron, Baten, de Fundación Sobrevivientes consideró que hay más casos que no llegan a judicializarse.
Esto podría corresponder al hecho de que a partir de la entrada en vigencia de la Ley de Femicidio se imponen consecuencias más graves que la violencia contra la mujer y la violencia intrafamiliar, por lo que los agresores “piensan antes de actuar”.
Si una persona resulta culpable de dicho ilícito enfrentaría pena hasta por 12 años de prisión. “Esto también ha venido a provocar a que algunas personas se limiten a cometer hechos que en un momento pueden ser delictivos”, precisó Batén.
LA RESPUESTA
El entrevistado de la Fundación opinó que la respuesta de las autoridades en este tipo de casos ha sido buena, ya que cada vez que se plantea una denuncia del MP, misma que es acompañada por la Fundación, los procesos hemos verificado que se realizan las acciones prudentes para esclarecerlo.
“Sin embargo a veces escuchamos que no todas las sentencias llegan a tener una sentencia condenatoria; pero también hay que tomar en cuenta muchas circunstancias que coinciden en los hechos; es decir, que la víctima termina cediendo y prefiere ya no continuar con el proceso”, refutó.
TRAGEDIA
Eleonora Muralles, Directora de Familiares y Amigos contra la Delincuencia y el Secuestro (FADS), opinó que el caso de Javier es un trágico ejemplo que refleja el aumento intrafamiliar y violencia contra la mujer.
“Aún no se le ha puesto un tope a estos delitos pese a la Ley contra el Femicidio, peor por un lado está que por costumbre que no se ha roto el guatemalteco no denuncia, es muy rara la persona que lo hace. Muchas veces dicen que por temor y otras por desconfianza en las autoridades por lo tardado que es un proceso”, indicó.
En el caso de las mujeres víctimas, las mismas causas llevan a no denunciarlas, pero se ven fuertemente influidas por la cultura que ordena que las féminas tienen que tolerar todos los abusos del hombre, señaló Muralles.
En ese sentido recomendó que Guatemala debe apuntar a la prevención de la violencia dentro de la familia y contra las mujeres, para que todos conozcan la legislación que las protege.
Eleonora Muralles
Familiares y Amigos contra la Delincuencia y el Secuestro
“Estamos hablando únicamente de hechos que se dan en el ámbito privado, cuando existen ya relaciones de parejas; recordemos que según nuestra legislación anteriormente solo existía la Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia intrafamiliar, es decir que solo se podía permitir que la persona agredida tuviera derecho a medidas de seguridad”.
Nery Batén
Fundación Red de Sobrevivientes de Violencia Doméstica
“Hemos cruzado la información y hemos visto que todo tipo de violencia intrafamiliar sí se vincula en cierto momento con la violencia común que se vive en la calle”.
Karla Campos
Grupo de Apoyo Mutuo