OFRENDA DE AMOR


Las luces de la gran ciudad comenzaron a encenderse y el tránsito se intensificó.


Dentro de un autobús atestado, iba una mujer cuyo rostro denotaba el cansancio de la dura jornada como dependiente en una papelerí­a.

Por fin, Paula de Gómez llegó a su humilde vivienda y, luego de abrazar a su familia, se dispuso a preparar la cena. Después ayudó a los niños con las tareas, ordenó la casa y cosió alguna ropa.

Su última labor consistí­a en llevar la medicina a su esposo y acostarlo, pues desde dos años antes, él era inválido a consecuencia de un accidente.

Y cada noche, mientras dormí­a, Paula renovaba sus ilusiones para hacer del dí­a siguiente una mejor ofrenda de amor para los suyos y para Dios.

UNA ABNEGADA ESPOSA ES PRESENCIA DIVINA SOBRE LA TIERRA