De todos es sabido que en Guatemala las campañas políticas no tienen principio ni fin y ante la carencia de sanciones efectivas que pueda aplicar el Tribunal Supremo Electoral, los políticos permanentemente ofrecen el oro y el moro en su afán de buscar de qué manera la suerte les sonríe y logran encontrar ese nicho de electores que pueda cobijarles.
Así, a las preocupaciones que deberían de circunscribirse al manejo de la cosa pública de hoy, debemos sumar aquellas preocupaciones sobre el futuro que nos espera, en función de las propuestas electorales que desde ya llenan anuncios en distintos medios y vallas publicitarias.
Dentro de todo ese carnaval de gangas con suma preocupación escucho propuestas al respecto de reformar la Constitución o refundar el Estado, incluso algunas sugiriendo aprovechar las próximas elecciones generales para que en las mismas se elija a una Asamblea Nacional Constituyente que proceda a realizar dicha actividad.
En mi opinión, debería de descartarse cualquier intento de reforma Constitucional que implique la votación para integrar una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en el momento que se llevan a cabo elecciones generales, toda vez que el clima político dominaría totalmente a los electores y esto se reflejaría en la elección de las personas que integrarían dicha ANC, trayendo como consecuencia que la misma se integre en función del efecto caudillo como históricamente votamos los guatemaltecos, al centrar nuestras preferencias y votos mayoritariamente en el candidato presidencial en la misma forma en que elegimos al resto de los candidatos a ocupar otros cargos o lo que puede resultar aun peor que la ANC se integre en función de qué partido político gastó más en publicidad y se deje de lado totalmente la necesidad de integrar una ANC con las personas que puedan interpretar de mejor manera aquellas necesidades que sin duda existen para la renovación del Estado, pero que no pongan en riesgo aquellas otras instituciones que dentro de nuestra Constitución si funcionan.
Por supuesto que entiendo que la Constitución se ha visto afectada por la enorme politización que vive el País y que de esa cuenta muchos prefieran simplemente cambiar las reglas del juego, sin embargo entiendo también que los verdaderos causantes del deterioro de las instituciones son precisamente los políticos quienes ahora nos piden que confiemos en ellos para reformar o refundar el Estado. La elección de una ANC debe de pasar por discutir sobre las ideas y principios, las campañas electorales hace muchas elecciones que carecen de los mismos.