«El candado se quitó, la puerta no está abierta», dijo Insulza en el centro de análisis Diálogo Interamericano.
La manera sobre cómo debe abrirse esa puerta quedó establecida en la resolución aprobada en la asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Honduras el 3 de junio, que revocó una decisión de 1962 de excluir a la isla por haberse unido al bloque comunista, dijo el secretario general.
Esa resolución prevé que Cuba puede solicitar su reintegro, siempre y cuando adhiera a los principios de la organización.
«No ha habido conversación con alguna autoridad cubana en estos días, no se nos han acercado», confirmó Insulza.
Cuba, cuyo gobierno ha reiterado que no desea volver a la OEA a la que considera supeditada a Washington, «debe decir que desea acatar todas las resoluciones del organismo, y eso no va a suceder pronto», dijo Insulza
El proceso con Cuba debe darse «paso a paso», señaló.
«Sería algo bueno» si la isla participara en algunas áreas del sistema interamericano, pero cualquier iniciativa tiene que ser aprobada por consenso en la OEA, dijo Insulza.
El secretario general destacó que «ha habido conversaciones» entre el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el régimen castrista, pero dijo desconocer la naturaleza de las mismas y si han arrojado algún resultado.
Otros factores pueden hacer avanzar el diálogo político, como los contactos anunciados por Estados Unidos con Cuba en el tema migratorio, dijo.
Haber logrado una resolución sobre Cuba desactivó el peligro de que algunos países se retiraran de la OEA o se buscara conformar un organismo paralelo pero sin la presencia de Estados Unidos, se congratuló Insulza.
«En la próxima Cumbre de las América podría haber habido deserciones», agregó.
La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos Navi Pillay advirtió hoy que quedaba «aún mucho por hacer para cerrar realmente el capítulo de Guantánamo» sobre las torturas infligidas a los detenidos de la base estadounidense en Cuba.
«Quedan detenidos que deben ser llevados ante un tribunal -como cualquier persona sospechosa de crimen- o bien liberados. Los que se exponen a ser torturados en sus países de origen deben encontrar una nueva patria (…) en Estados Unidos o en otro sitio», recordó Pillay en un comunicado con motivo de la celebración el viernes del Día internacional en apoyo a las víctimas de la tortura.
«También hay que aclarar el papel de algunos juristas, así como el de médicos que asistieron a sesiones de tortura», dijo Pillay recordando que la Convención contra la Tortura de la ONU reprime tanto a los autores de torturas como a sus cómplices.
«Los ataques terroristas que sacudieron el mundo el 11 de septiembre de 2001 tuvieron un impacto devastador en la lucha emprendida para eliminar la tortura», lamentó la alta comisionada.
«Las prisiones de Guantánamo y de Abu Ghraib (Irak), en particular, se han convertido en símbolos de esta regresión», recordó Pillay, para quien «se comienza a pasar (esta) página extremadamente desgraciada de la Historia».
«Lo que pasó en Guantánamo, aunque reprensible, no eclipsa sin embargo para nada la práctica de la tortura en cárceles, comisarías de policía y otros locales oficiales del mundo entero: son algunos de los rincones más sombríos de nuestro planeta», agregó la alta comisionada de la ONU.
Las víctimas de estos malos tratos «no son sólo personas sospechosas de terrorismo y militantes políticos, sino también delincuentes menores (de edad) e incluso niños de la calle», concluyó Pillay, quien aseguró que hay «miles» de lugares donde se practica la tortura a «decenas de miles de víctimas».