Ocho estadounidenses buscarán a partir de enero ganarse la candidatura del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de 2008.
– Hillary Clinton, de 59 años, actual senadora por el Estado de Nueva York (noreste) y ex primera dama (1993-2001), podría convertirse, según los sondeos, en la primera mujer que llega a la Casa Blanca. Favorita en las encuestas, dispone de un experimentado equipo de asesores y del botín más importante de fondos de campaña. Si bien votó a favor de la guerra en Irak en 2002 -algo que cosecha las críticas de sus adversarios-, Clinton defiende la retirada de las tropas, sin detallar fechas. Defiende la pena de muerte, el endurecimiento de los controles contra la inmigración ilegal y aspira a reformar el sistema de salud según el modelo que su marido, Bill Clinton, promovió sin éxito durante su primera presidencia.
– Barack Obama, de 46 años, senador por Illinois (norte), es considerado el primer aspirante negro con verdaderas posibilidades de ser elegido presidente de Estados Unidos, para lo cual antes debe hacerse de la candidatura demócrata. Hijo de padre keniano y madre nacida en Kansas (centro), su gran carisma entusiasmó en 2004 a los delegados de su partido y se convirtió en una estrella naciente durante la convención demócrata de 2004, que proclamó la candidatura de John Kerry. Se opuso desde el principio a la guerra en Irak, tema en el que busca distanciarse de Hillary Clinton, para quien constituye el adversario más peligroso.
– John Edwards, de 54 años, ex senador por Carolina del Norte (este), ya disputó en 2004 la investidura demócrata lograda por John Kerry, a quien luego acompañó en la derrotada fórmula presidencial. Se presenta como el defensor de la económicamente sacrificada clase media y ha recibido el apoyo de varios sindicatos. Es férreo opositor, con denuncias muchas veces de tono populista, del «doble país», el de los ricos y el de los pobres. Defiende la retirada de Irak y, si bien votó a favor en 2002, se arrepintió públicamente y es uno de los candidatos más críticos de la opción bélica. Tercero en las encuestas, dispone de fondos de campaña muy inferiores a lo recaudado por sus dos principales adversarios y podría abandonar la liza en caso de un mal desempeño en las primeras votaciones primarias.
– Bill Richardson, de 59 años, ex secretario de Energía de Bill Clinton y ex embajador ante la ONU, podría ser el primer presidente de Estados Unidos de origen latinoamericano. Pero antes debe lograr la investidura demócrata para lo cual corre con escasas, si no nulas, posibilidades ante el aplastante favoritismo en los sondeos de Hillary Clinton y Barack Obama, con sendos botines de campaña seis veces superiores a la débil recaudación de este ex gobernador hispanoparlante de Nuevo México (sudoeste).
– Christopher Dodd, de 63 años, senador por Connecticut (noreste), es uno de los legisladores demócratas más influyentes. Hijo de Thomas Dodd, juez del proceso de Nuremberg a los dirigentes de la Alemania nazi, su campaña aún no ha logrado despegar.
– Joseph Biden, de 64 años, senador por Delaware (este), preside la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado en su sexto período -de seis años- en esa Cámara. Verdadero cacique del Partido Demócrata, el veterano senador disputa casi sin posibilidades la carrera por la candidatura.
– Dennis Kucinich, de 60 años, representante por Ohio (norte), es un declarado pacifista y combate en el Congreso el financiamiento de la guerra en Irak. Postulante en 2004 por la candidatura demócrata, se ha ubicado en el ala más izquierdista del partido.
– Mike Gravel, de 77 años, ex senador por Alaska (noroeste) e hijo de canadienses francófonos, es un pacifista convencido. Hostil a la guerra, dice que la contienda en Irak se perdió el día que el presidente George W. Bush decidió la invasión. Cercano a los ecologistas en diversos temas, es minoría entre los demócratas.