Occidente paga caro en Afganistán


Concepción Santana, madre de Cristo Ancor Cabello Santana -muerto por una mina en Afganistán- participa en su funeral, cuando fue repatriado el cuerpo. Para Occidente, la guerra en Afganistán no ha sido exitosa. FOTO LA HORA: AFP DESIREE MARTIN

Unos 250 millones de dólares para financiar la elección presidencial, numerosos soldados muertos y una controversia en torno a la ONU, que tratarí­a de ocultar fraudes electorales, son el elevado precio que paga Occidente por apoyar a un gobierno afgano corrupto, opinan los expertos.


La elección, cuyos resultados aún no se conocen, «es un fracaso», declaró Harun Mir, del Centro afgano de investigaciones y estudios polí­ticos.

«Las acusaciones de fraude se han hecho tan graves que incluso si hay una segunda vuelta, dudo que convierta a estas elecciones en ser dignas de crédito», agregó.

Los observadores afganos y extranjeros señalaron fraudes a gran escala en el voto del 20 de agosto, la mayorí­a en beneficio del presidente saliente Hamid Karzai.

Para los observadores de la UE, un cuarto del total de los votos, es decir 1,5 millones, son «sospechosos» y de ellos 1,1 millón benefician a Karzai.

Según resultados preliminares, éste último obtuvo 54,6% de los sufragios, contra 27,8% para su principal rival, Abdulá Abdulá.

Estos resultados deben ser aún confirmados al cabo de una investigación de los votos sospechosos, lo que deberí­a provocar modificaciones substanciales e incluso una segunda vuelta.

Según el ex número dos de la ONU en Afganistán, Peter Galbraith, que fue recientemente separado de sus funciones, un 30% de los votos en favor de Karzai serí­an fraudulentos.

El miércoles, el diario estadounidense Washington Post dio a conocer un documento confidencial de la ONU según el cual hay enormes contradicciones entre los resultados de las autoridades afganas y lo que vieron los observadores de la ONU en el terreno.

Desde que fue destituido, Galbraith afirma que su ex jefe en Afganistán, Kai Eide, rechazó siempre hacer público este documento.

En un comunicado, Eide declaró el jueves que las afirmaciones «según las cuales habrí­a pedido se escondiesen los fraudes son manifiestamente falsas».

Esta situación se produce en momentos que el presidente estadounidense Barack Obama examina una demanda para enviar hasta 40.000 hombres de refuerzo a Afganistán y cuando las crí­ticas crecen en Occidente frente a un conflicto cada vez más costoso en vidas humanas.

Desde comienzos de año, más de 400 soldados extranjeros han muerto en Afganistán, mientras la violencia y los atentados de los insurgentes afganos alcanzan niveles record en los últimos meses.

Esta situación redujo la participación electoral (38,7%) y mostró además la incapacidad del gobierno para mantener la seguridad, estimó Norine MacDonald, de la ONG ICOS (International Council on Security and Development).

Para proteger el voto «Obama mandó más tropas al sur (…) y todo lo que ocurrió es que mataron a soldados norteamericanos», comentó.

«Salvo si el proceso es saneado y Karzai es reelegido en condiciones equitativas, todo lo que vemos por el momento es a un gobierno cómplice, o pasivo, cuando se cometen fraudes a su favor», agregó.

Según Haroun Mir «es demasiado tarde» para salvar la elección.

Para los diplomáticos occidentales en Kabul, el proceso electoral no puede ser considerado como un fracaso mientras no se haya anunciado el resultado final, lo que podrí­a darse la semana próxima.

Los embajadores de la OTAN están «exasperados» por las acusaciones de manipulación contra Karzai y la ONU, según un diplomático, «pero tenemos que llegar a una conclusión».

Otra fuente que requiere el anonimato admite «una crisis de crédito». Pero «todos están tan hartos que probablemente querrán olvidar rapidamente lo difí­cil que fue el proceso», agregó.

PAKISTíN 49 muertos


Al menos 49 personas murieron hoy en un atentado suicida con coche bomba perpetrado en un mercado abarrotado de Peshawar, ciudad del noroeste de Pakistán que se ha convertido en blanco frecuente de los ataques de los talibanes y de Al Qaeda.

«Cuarenta y nueve cadáveres fueron traí­dos al hospital, tres de ellos son mujeres y siete son niños», informó el doctor Zafar Iqbal, responsable del principal hospital de la ciudad, el Lady Reading Hospital.

«Todos los muertos son civiles; sólo dos policí­as resultaron heridos en la explosión», agregó, precisando que 108 heridos estaban siendo tratados en el hospital.

El atentado fue perpetrado en el concurrido bazar de Khyber, principal mercado de la capital de la Provincia de la Frontera Noroeste, anunció a los periodistas el ministro provincial de Salud, Zahir Ali Shah.

«Fue un atentado suicida», precisó Shafqat Malik, jefe de la unidad de artificieros de la policí­a de Peshawar.

En el lugar del atentado, los cadáveres ennegrecidos de las ví­ctimas yací­an en el suelo, mientras los sobrevivientes intentaban desesperadamente sacar a las personas atrapadas en el interior de un autobús que quedó tumbado. Varios automóviles ardí­an y al menos 12 comercios quedaron totalmente destruidos.

Este es el sexto atentado perpetrado en Peshawar en los últimos cuatro meses.

Presionado por Estados Unidos, el ejército de Pakistán lanzó recientemente vastas ofensivas contra los talibanes paquistaní­es y sus aliados extranjeros de la red islamista Al Qaida en esta región situada en la frontera con Afganistán. Como respuesta, los talibanes amenazaron con intensificar sus ataques.

El Movimiento de los Talibanes Paquistaní­es (TTP), vinculado a Al Qaida, es el principal responsable de esta ola de atentados que ha dejado cerca de 2.150 muertos en Pakistán en poco menos de dos años.

El lunes, en un video difundido pocas horas después de un atentado suicida contra la ONU que dejó cinco muertos en Islamabad, el nuevo jefe del TTP, Hakimulá Mehsud, prometió «castigar severamente (…) a Norteamérica y a Pakistán» para vengar la muerte de su predecesor, Baitulá Mehsud, al que un misil estadounidense mató el 5 de agosto.

El martes el portavoz del TTP, Azam Tariq, amenazó con intensificar los atentados contra aquellos que «trabajan por los intereses estadounidenses». «Hemos enviado a más kamikazes a todo el paí­s y les hemos asignado objetivos», afirmó.

«Pakistán nos amenaza con una ofensiva militar, también nosotros nos reservamos el derecho de responder de forma apropiada», afirmó el portavoz talibán.

Esta intensificación de la violencia tiene lugar en un momento en que la administración estadounidense de Barack Obama lleva a cabo una vasta revisión de su estrategia en Afganistán, ocho años después de la intervención militar que expulsó a los talibanes del poder en Kabul tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 perpetrados por sus aliados de Al Qaida.

El presidente estadounidense debe decidir en las próximas semanas si accede o no a la petición de refuerzos de su comandante en Afganistán, el general Stanley McChrystal, que pidió hasta 40.000 soldados adicionales pese a la creciente oposición de la opinión pública norteamericana.

En cualquier caso, los colaboradores de Obama dejaron claro que la nueva estrategia tendrá muy en cuenta a Pakistán, donde los estadounidense multiplican los ataques con misiles contra los talibanes.

El portavoz de Obama, Robert Gibbs, subrayó que «la mayor parte, si no todos» los miembros de Al Qaida que querí­an atentar contra Estados Unidos están actualmente en Pakistán.