La Conferencia sobre el Cambio Climático de Bali (Indonesia) celebró hoy con pastel de cumpleaños el décimo aniversario del Protocolo de Kioto, pero los esfuerzos para hilvanar un acuerdo contra el calentamiento debían salvar aun importantes obstáculos.
Militantes ecologistas agasajaron a los delegados de 190 países con un imponente pastel de cumpleaños blanco -decorado con bosques, orangutanes, piraguas, turbinas eólicas y paneles solares- en el que podía leerse «feliz cumpleaños Kioto».
El ministro japonés de Medio Ambiente, Ichiro Kamoshita, cortó el primer trozo y aprovechó para recordar que el próximo acuerdo internacional «deberá ser global». Es decir, que deberá incluir a Estados Unidos y China, primer y segundo mayores contaminadores del mundo y contrarios a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Mañana las negociaciones entran en su fase decisiva, con la participación de los ministros de Medio Ambiente de unos 130 países y del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. Su objetivo es alcanzar, de ser posible el viernes, un acuerdo que lance un proceso de negociación internacional.
íšnica herramienta existen para frenar las emisiones de GEI, el Protocolo de Kioto impone a los países industrializados que lo han ratificado -Estados Unidos es el único que no lo ha hecho- objetivos vinculantes.
Concluido el 11 de diciembre de 1997, el protocolo, que entró en vigor en febrero de 2005, expira en 2012.
El desafío para los líderes mundiales consiste ahora en incrementar sus compromisos más allá de 2012, para responder de forma eficaz a la urgente amenaza que, según los expertos, pesa sobre el planeta.
«Lo ideal sería haber terminado las negociaciones en 2009 pero, pase lo que pase, la conferencia deberá fijar una fecha límite, si no corremos el peligro de negociar sin fin», insistió Yvo de Boer, secretario ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que organiza la conferencia.
«Si conseguimos una hoja de ruta consistente éste será el principal resultado de la conferencia, un proceso positivo orientado en la buena dirección», consideró el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim.
Brasil se mantiene firme en cuestiones clave, como la compensación por parte de los países ricos a los países pobres por frenar la deforestación o el evitar que se abuse de los mecanismos de mercado en la reducción de emisiones de GEI.
«Los gobiernos (de los países industrializados) tienen que afrontar sus responsabilidades y no pensar que el mercado lo solucionará todo», concluyó.
La Unión Europea se declara dispuesta a hacer un esfuerzo adicional y aumentar sus recortes de emisiones del 8% actual hasta el 20 o incluso 30% si los otros países desarrollados se suben el tren.
Pero Estados Unidos, Japón, Rusia, Canadá y Australia se niegan a aceptar objetivos con cifras precisas.
Según fuentes ecologistas, Washington sería también contrario a aportar ayuda suficiente a los países en vías de desarrollo mediante el Fondo de Adaptación, mecanismo para permitir a las naciones pobres adaptarse a las consecuencias del cambio climático.
«La posición de Estados Unidos es escandalosa y muestra el dramático desprecio por los pueblos pobres y vulnerables del mundo que sufren la carga del cambio climático», consideró la ONG Oxfam International.
Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se necesitarían 86 mil millones de dólares anuales para permitir que los países más pobres, que son los más vulnerables a los peligros climáticos, puedan adaptarse a la nueva situación.
«Los próximos tres días serán decisivos y no me cabe duda de que las discusiones serán difíciles», advirtió el comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas. «Pero no podemos dejar pasar este oportunidad histórica», agregó.
Yvo de Boer
secretario ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático