Obstáculos contra la memoria


Mario Vargas Llosa, escritor peruano, se refirió a los problemas para el museo de la memoria en su paí­s. FOTO LA HORA: AFP PIERRE- PHILLIPPE MARCOU

La creación de un Museo de la Memoria en Perú para recordar a las ví­ctimas de la violencia entre 1980 y 2000 se enfrenta a «toda clase de obstáculos» de los «sectores más recalcitrantes» en el paí­s andino, denunció el escritor Mario Vargas Llosa en una entrevista.


Una imagen de un grupo guerrillero que se levantó en Perú, en las últimas dos décadas del siglo XX. FOTO LA HORA: ARCHIVO

El trabajo de la comisión, creada por el gobierno del presidente Alan Garcí­a para llevar a cabo este proyecto, «no es fácil porque hay muchos obstáculos, toda clase de obstáculos que están puestos allí­ de manera interesada», declaró el escritor peruano, que es presidente de ésta.

«La comisión está trabajando en condiciones no fáciles porque hay mucha hostilidad, sobre todo de los sectores más recalcitrantes que estuvieron vinculados a las matanzas: ellos no quieren que se documente algo que preferirí­an que el Perú olvide», denunció Vargas Llosa en una entrevista en su casa de Madrid, donde vive una parte del año.

El proyecto causa «mucha polémica en el Perú porque hay una idea equivocada de que va a ser un museo partidista, sesgado, a favor de las tesis revolucionarias, lo que es un disparate absolutamente monumental», rechazó.

La comisión, que dirige de hecho Salomón Lerner, ex presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), pretende que el museo, que se ubicarí­a en el céntrico Campo de Marte de Lima, esté listo en dos años, cuando terminará el mandato del actual presidente peruano.

Hasta entonces «vamos a avanzar lo más posible y ojalá podamos llegar a un punto en que ya no sea reversible». La comisión espera que el próximo presidente peruano «respete esta decisión de que el museo se construya», deseó.

El proyecto, propuesto por la CVR, cuenta con los 2 millones de euros ofrecidos por Alemania.

En caso de que «sea necesario pedir más ayuda», «no creo que sea difí­cil porque en las primeras conversaciones que hemos tenido con organismos internacionales, incluidas las Naciones Unidas, la respuesta ha sido muy favorable e incluso hay promesas de que si hace falta, se puede gestionar más ayudas internacionales» en la ONU, explicó.

Además «no descarto hacer una gestión si hace falta» ante el gobierno español, precisó el escritor, que se define como liberal y fue candidato presidencial en 1990.

Frente a las crí­ticas recibidas en su paí­s de sectores que llaman al olvido, Vargas Llosa defiende que el museo «es una tarea muy importante».

«El Perú vivió una experiencia atroz en los años 80, que fue la guerra revolucionaria que desató Sendero Luminoso y el MRTA, y esto significó 10 años de una verdadera guerra civil en la que murieron, según la Comisión de la Verdad, cerca de 70.000 peruanos por culpa del terrorismo y también del contraterrorismo», recordó.

«Fue una guerra de un salvajismo indescriptible cuyas ví­ctimas fueron en un inmensa mayorí­a los peruanos más pobres, más marginados, los campesinos de la región andina».

El objetivo del museo es que «los peruanos del futuro no vuelvan a incurrir en la insensatez de creer que poniendo bombas, asesinando, secuestrando, se pueden resolver los problemas sociales», explicó.

«A los peruanos no nos conviene olvidar eso porque esos errores se pueden repetir; es una manera de luchar contra la intolerancia, contra el fanatismo, contra la barbarie que es utilizar (…) la violencia como instrumento de liberación», expuso.

Serí­a «un museo sobre las ví­ctimas y los victimarios, sin privilegiar ningún bando o sector», y en la comisión organizadora «están representadas las distintas posiciones polí­ticas», aseguró.

«Ojalá que sea un museo donde puedan ir los escolares a aprender la importancia de vivir de una manera pací­fica, dentro de la legalidad, la importancia de tener un sistema que proteja a todos contra la violencia», deseó.