No dejó de ser una paradoja que mientras el Gobierno decreta que los gastos de los ministerios de Gobernación y Educación son «reservados», es decir secretos, y que por lo tanto no están afectos a la Ley de Acceso a la Información, se constituyera ayer el Observatorio del Gasto Público como una iniciativa que busca transparencia en el manejo de los recursos de los guatemaltecos.
Y es que la iniciativa puede ser buena, pero chocará con el verdadero poder tras el trono que se aferra a la secretividad para impedir que se conozcan detalles de los programas sociales que impulsa. Pensamos que en todo lo demás, los miembros del Observatorio tendrán relativa libertad de acción, pero cuando se trate de los temas que administra la esposa del Presidente no cabe hacerse mayores ilusiones porque está demostrado de manera irrefutable que sobre esos aspectos no cabe siquiera la discusión respecto a la apertura de información. El Observatorio del Gasto tendrá entre sus funciones vigilar la forma en que se utilizan los recursos públicos y hacer recomendaciones para asegurar la mayor transparencia. Habrá que esperar a ver si los nombrados tienen absoluta libertad de acción o si, por el contrario, debieron someterse a las condiciones imperantes en el tema de Cohesión Social para no mover las aguas en esos rumbos. En principio creemos que vale la pena darles a los integrantes de ese colectivo el beneficio de la duda y hasta vale la pena confiar en que tendrán la entereza de actuar parejo o, en caso de ser selectivos, poner especial énfasis en aquellos aspectos que a ojos de la ciudadanía son los menos transparentes, le pese a quien le pese. Al fin y al cabo ahora estará en juego su propio prestigio personal y seguramente que algunos de ellos no están dispuestos a tirarlo por la borda simplemente para apañar el capricho de secretismo dictado por el poder verdadero. Vale la pena, entonces, que los ciudadanos alentemos a los integrantes del Observatorio del Gasto a mostrar su absoluta independencia para actuar de acuerdo a sus particulares valores y de esa cuenta hacer propuestas serias y concretas en el tema específico de la calidad del gasto y la rendición de cuentas. Creemos que todo lo que tiene que ver con la probidad debe ser un esfuerzo tan serio como el que tenemos que poner en la lucha contra la impunidad, porque se trata de flagelos que aniquilan la posibilidad de que se consolide la gobernabilidad y que las instituciones públicas cumplan efectivamente sus funciones con responsabilidad.Â