El acto electoral es un momento clave en el funcionamiento democrático de la sociedad. Garantizar la transparencia del proceso electoral, de las elecciones en sí y de sus resultados es un deber primario del Estado. Pero la sociedad organizada puede aportar y de hecho, lo hace.
El mecanismo de observación electoral, tanto nacional como internacional, ha demostrado ser una herramienta eficaz de participación ciudadana y de control sobre las elecciones.
Además de vigilar la transparencia del proceso y el acto electoral, la observación ayuda a garantizar y promover la participación ciudadana, brindando información y fomentando el pleno ejercicio de los derechos ciudadanos.
«Visión Electoral» dialogó con los responsables de tres experiencias de observación: la primera, una iniciativa conjunta de la Institución del Procurador de los Derechos Humanos (PDH), la Universidad de San Carlos (Usac) y el Arzobispado de Guatemala; la segunda, el Observatorio Indígena y la tercera, el Mirador Electoral.
El mecanismo de la PDH, la Usac y el Arzobispado, es el más amplio, tanto por su presencia a nivel nacional, como por la perspectiva desde donde se lo realiza. La intención de este monitoreo es garantizar, desde el proceso previo el pleno ejercicio de los derechos ciudadanos. Para confirmar que el proceso de observación abarca mucho más que garantizar los aspectos formales y logísticos de una elección, las instituciones que promueven este observatorio han señalado como preocupación la violencia política que se vive en la campaña electoral.
Karla Villagrán, de la PDH, afirmó que el actual proceso electoral ha tenido varios casos de violencia que podrían afectar los resultados. Y para hacer más gráficas las consecuencias de la violencia política sobre la participación ciudadana reveló: «En algunas regiones hemos trabajado para que la población, pese a los índices de violencia, comprenda que el voto es un derecho y que es secreto».
La segunda experiencia, el Observatorio Indígena, si bien parte de una perspectiva más específica y concreta, por la relevancia de la participación electoral de los pueblos indígenas, adquiere importancia cuantitativa y en calidad democrática, aportando una mirada diferente sobre las elecciones y su desarrollo.
«Es importante tener una perspectiva intercultural en todo el proceso electoral», señaló María del Rosario Toj, del Obervatorio Indígena. En cuanto a las prioridades de trabajo indicó: «veremos cuáles son los programas de los diferentes partidos en cuanto a los derechos de los pueblos indígenas».
Finalmente, Mirador Electoral, constituye una experiencia más clásica de observación, pero no por ello menos importante. Gustavo Berganza, del Mirador Electoral, aseguró que la observación permite transformar la democracia en un proceso más participativo y agregó «con estos procesos, las elecciones ganan en legitimidad».