Algunas agencias internacionales de prensa y medios informativos de distintos países publicaron que las elecciones municipales del pasado domingo en Venezuela “cambiaron el mapa político” de ese país presentándolas como un triunfo de la oposición al régimen de Nicolás Maduro, el cuestionado y polémico heredero del poder de Hugo Chávez. Ciertamente los seguidores de Henrique Capriles lograron victorias locales que les dan el control de unos 70 municipios y algunos gobiernos regionales, pero el resultado global es favorable al oficialismo.
Sobre todo porque Capriles hizo de estos comicios municipales un referéndum contra Maduro y así lo dijo al convocar al pueblo para que se marcara la posibilidad de revocar el mandato al gobernante. No se debe olvidar que en la elección presidencial Maduro ganó con un escaso margen, inferior al dos por ciento de los votos, mientras que ahora, en estos comicios pintados por Capriles como el referéndum popular sobre el gobierno, incrementó su ventaja que pasa del cinco por ciento.
Pero en el análisis objetivo y serio de la situación política de Venezuela hay que decir que es irrelevante todo lo que la prensa dice con respecto a triunfadores y derrotados, porque lo único realmente cierto es que ese país se encuentra en una situación de la más absoluta confrontación y las posibilidades de lograr un gran acuerdo nacional para cesar la lucha entre el oficialismo que radicaliza su Revolución Bolivariana y la oposición que por sistema está en contra de todo lo que se haga, son en realidad nulas.
Maduro hizo uso de las facultades que permite la Constitución para gobernar por decreto durante un año a fin, según dijo, de profundizar sus reformas económicas y sociales, pero ello ocurre en medio de una aguda crisis económica que exaspera a la parte de la población que no recibe las asistencias de los programas sociales impulsados por el gobierno.
El dinero del petróleo venezolano sigue siendo el gran factor político del país. En gobiernos anteriores ese recurso se usó para enriquecer a los gobernantes y a sus socios en la empresa privada, sin invertirlo en desarrollo sostenible. Hoy se critica que tampoco se usa para inversión en desarrollo porque los recursos son utilizados en programas de asistencia económica a los más pobres.
Mientras tanto, las diferencias políticas entre la gente acomodada que constituye la columna vertebral de la oposición, y la gente pobre que es el sustento del chavismo y de la Revolución, se hacen más grandes e irreconciliables, lo que coloca al país en una situación de permanente y dañina confrontación por lo que esta elección no produce, realmente, vencedores ni vencidos.
Minutero:
Se enriquece el obituario
del enorme líder Mandela
por quien se enciende una vela
en recuerdo de su ideario