Obispos en pro de impulsar Doctrina Social de la Iglesia.


¿Cómo es posible que, en nuestro tiempo, haya todaví­a quien se muere de hambre, quién está condenado al analfabetismo; quién carece de la asistencia más elemental; quién no tiene techo donde cobijarse?


Esas preguntas y otras más se plantean en el compendio de la Doctrina Social de la Iglesia que la Conferencia Episcopal de Guatemala presentó a diversos sectores del paí­s, aprovechando la visita que realizó a Guatemala el Cardenal Renato Raffaele Martino, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz.

Con esos lineamientos, la Iglesia busca transformar la realidad social con la fuerza del evangelio, considerando que el amor cristiano impulsa a la denuncia, a la propuesta y al compromiso con proyección cultural y social, a una laboriosidad eficaz, que apremia a cuantos sienten en su corazón una sincera preocupación por la suerte del hombre a ofrecer su propia contribución.

Mientras los sacerdotes hicieron un llamado para que en Guatemala se aplique un modelo que permita a los más necesitados tener acceso a los principales servicios, expertos presentaron la situación económica, de derechos humanos y la situación agraria y de protección al ambiente.

En ese marco, el representante de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Anders Kompass recordó que después de 12 años de haber emprendido el amplio proceso de los Acuerdos de Paz, Guatemala ha dado

importantes pasos y acentuado bases firmes sobre las cuales puede continuar construyendo un futuro mejor; sin embargo, todaví­a tiene ante sí­ problemas de gran envergadura, algunos pertinentes solo a Guatemala y otros comunes de toda la región, donde la corrupción, la desigualdad y el débil Estado de Derecho son males generalizados.

Compas explicó que lamentablemente las reformas estructurales más profundas, contempladas en los Acuerdos de Paz, han quedado rezagadas, y no están a la par de los avances logrados en el ámbito polí­tico. El debate sobre la marcada violencia, sobre el racismo apenas se ha iniciado, lo mismo ocurre con la atención al problema de las polí­ticas estatales, persisten graves desigualdades sociales que constituyen una afrenta moral y un obstáculo al desarrollo, indicó.

Aseguró que si los problemas no son atendidos en los años venideros, podrí­an convertirse en ingrediente de un conflicto social, en un estancamiento de desarrollo económico y un deterioro de la gobernabilidad democrática. Para el resto del mundo, la diversidad de Guatemala representa su riqueza y la discriminación su vergí¼enza. Entre los numerosos desafí­os actuales, ninguno tiene tanta importancia a largo plazo como la lucha contra el racismo, recalcó.

El experto dijo que la consolidación del estado de Derecho en Guatemala requiere un esfuerzo mucho más intenso, en el cual los planes de reforma deben ser debidamente respaldados, tanto con recursos financieros como con la voluntad polí­tica de fortalecer y modernizar las principales instituciones que integran el sistema de justicia penal. La delincuencia y la inseguridad se encuentran entre los mayores peligros para la democracia guatemalteca y el futuro económico del paí­s, recalcó.

En ese contexto, planteó la necesidad de corregir el deterioro de la Policí­a Nacional Civil como un asunto de extrema urgencia e indicó que la reforma fiscal no se puede seguir postergando porque Guatemala necesita un Estado funcional, con los recursos suficientes para llevar a cabo inversiones públicas importantes en las áreas de la salud, educación, seguridad y justicia y para poner en práctica polí­ticas que permitan salir de la pobreza a más de la mitad de sus ciudadanos.

Según Compas, el incremento de los ingresos del fisco requerirá sacrificio y solidaridad, especialmente por parte de los que ocupan los estratos más altos de la sociedad, quienes necesitan mirar más allá de sus estrechos intereses a favor de una visión más amplia de la nación.

Mientras tanto, Lizardo Sosa, de Asies, al abordar el tema económico y su relación con la doctrina social de la Iglesia, señaló que ésta se refiere al ámbito de la economí­a de manera amplia, relacionada con temas como el trabajo, el consumismo, la economí­a internacional, el medio ambiente, el mercado financiero, las relaciones entre naciones, la economí­a de mercado, el papel del Estado y otros.

Creo que la crisis financiera suscitada en el mercado estadounidense supera en mucho las dimensiones previsibles hace algunos años, agregó. Mientras tanto, los problemas económicos para paí­ses con un menor desarrollo relativo como el nuestro, continúan afectando a gruesos sectores de la población, en paí­ses donde la riqueza de pocos convive con la pobreza de muchos, resaltó. Lizardo Sosa dijo que las condiciones de pobreza no son exclusivas de paí­ses pobres, sino se hacen presentes en economí­as más avanzadas donde la riqueza de muchos convive con la pobreza de pocos.

En Guatemala se presenta una realidad contrastante, por un lado, las condiciones macroeconómicas del paí­s mantienen una razonable solidez y el paí­s se perfila ventajosamente cuando se compara con los paí­ses de Centroamérica. Por otro lado, los indicadores sociales que el paí­s exhibe muestran graves rezagos que se observan en otros paí­ses centroamericanos. Habrí­a que señalar que si Guatemala se perfila como uno de los primeros paí­ses en materia económica, en lo social tenemos los peores indicadores y eso significa que por muy bien que esté la economí­a, muy pujante, no está resolviendo el problema de todos.

Además se preguntó si es el Estado el que debe mantener o incluso incrementar su intervención y consecuentemente limitar el mercado libre, o por el contrario si debe limitarse el rol al libre juego de las fuerzas del mercado como estrategia para superar los problemas.