El presidente estadounidense Barack Obama y su homólogo cubano Raúl Castro se estrecharon la mano hoy durante las honras fúnebres de Nelson Mandela, gesto que generó conjeturas de un posible acercamiento entre los líderes de dos enemigos de la Guerra Fría.
El breve encuentro se produjo durante una ceremonia centrada en el legado de reconciliación del ex presidente sudafricano. Obama saludó a varios líderes mundiales y jefes de Estado que asisten al funeral en Johannesburgo, antes de pronunciar su propio elogio en el que exhortó a una joven generación a hacer suya la obra de Mandela.
Más de medio siglo después que Washington cortó relaciones diplomáticas con La Habana, tales gestos entre los líderes de ambos países han sido sumamente inusuales. Los funcionarios estadounidenses suelen esforzarse por evitar cualquier encuentro con líderes cubanos, incluso al pasar junto a ellos.
Camino del podio, Obama también saludó a la presidenta brasileña Dilma Rousseff con un beso en la mejilla. Meses atrás, Rousseff canceló una visita de estado a Washington, furiosa por las revelaciones de que la Agencia de Seguridad Nacional vigilaba sus comunicaciones.
Estados Unidos y Cuba han dado recientemente pequeños pasos hacia un acercamiento político, lo que ha aumentado las esperanzas de que las dos naciones puedan estar cerca de un momento histórico en sus relaciones. Pero los escépticos advierten que los dos países han mostrado señales de acercamiento en el pasado para luego regresar a las recriminaciones.
En 2009, Obama provocó repercusiones al estrechar la mano del entonces presidente venezolano Hugo Chávez en la Cumbre de las Américas.
Obama exhorta a aplicar el legado de Mandela
El presidente estadounidense Barack Obama, quien considera a Nelson Mandela como uno de sus héroes personales, elogió al difunto ex presidente sudafricano como el último gran libertador del siglo XX y exhorto al mundo a llevar adelante su legado de lucha contra la desigualdad, la pobreza y la discriminación.
En las exequias realizadas en Johannesburgo, Obama comparó a Mandela con Mahatma Gandhi, Martin Luther King Jr. y Abraham Lincoln.
«Nada de lo que logró era inevitable», dijo en su discurso. «En el arco de su vida vemos a un hombre que ganó su lugar en la historia mediante la lucha y la astucia, la persistencia y la fe. Nos dice que es posible no sólo en las páginas de libros de historia polvorientos sino en nuestras propias vidas».
La multitud en el estadio estallaba en aplausos cada vez que se pronunciaba el nombre de Obama o aparecía su imagen en la pantalla. Decenas se congregaron bajo los asientos ocupados por los gobernantes del mundo y las celebridades para tomar fotos.
Como si quisiera destacar el espíritu de reconciliación encarnado en Mandela, el mandatario estadounidense estrechó la mano del presidente cubano Raúl Castro al recorrer la hilera de gobernantes reunidos para homenajear al líder de la lucha contra el apartheid. Fue un inusual momento de concordia para los líderes de dos enemigos de la Guerra Fría.
Obama reseñó la influencia de Mandela en su propia vida y reveló que siempre se pregunta si ha sabido aplicar las lecciones del líder sudafricano a sí mismo como hombre y como presidente.
En Estados Unidos, Sudáfrica y el mundo entero, dijo, la gente no debe permitir que los avances realizados oculten lo mucho que falta por hacer.
«Nosotros también debemos actuar en nombre de la justicia. Debemos actuar en nombre de la paz. Muchos de nosotros nos complacemos en festejar el legado de reconciliación racial de Madiba, pero resistimos enérgicamente incluso las reformas más modestas que pudieran atacar la pobreza crónica y la desigualdad creciente», dijo Obama.
Al destacar a Mandela como un hombre práctico pero inflexible en cuanto a sus principios, dijo que el mundo lo amaba y sigue aprendiendo de su ejemplo justamente porque reconocía sus imperfecciones. «No era un busto de mármol. Era un hombre de carne y hueso», afirmó el mandatario estadounidense.
Obama compartió el viaje de 16 horas desde Washington con la primera dama Michelle Obama, el ex presidente George W. Bush y su esposa Laura y la ex secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton. Los ex presidentes Jimmy Carter y Bill Clinton también asistieron a la ceremonia.